De nuevo el bálsamo de Fierabrás. Ya tenemos estado de alarma y el presidente del Gobierno puede dormir tranquilo sin problemas. Si acaso, que salga de vez en cuando Fernando Simón y diga que no hay que asustarse. Y todos contentos (?).

No quiero hablar de la covid. Pero, ¿dónde están todos los doctores que no son de la covid? Las consultas telefónicas están bien para salir del paso un mes, tal vez dos o tres. Pero hay enfermos con riesgos importantes que llevan más de 8 meses sin ver a sus médicos. No les culpo, al contrario, como funcionarios siguen reglas y protocolos que dudo mucho que hayan diseñado ellos.

¿Cuántos somos los que tenemos hoy el problema de encontrar vacuna para la gripe? No lo sé. Pero yo ando como Diógenes con la lámpara, no en la plaza, desde luego, pero sí en una farmacia, otra, otra... naturalmente, también en el centro de salud habitual y en el que trato de hacerme pasar como personal de paso. Nada, no hay una sola vacuna donde nunca hubo problema para quienes nos vacunábamos de la gripe.

¿Qué ocurre para que no haya vacunas de la gripe ni en lo público ni en lo privado? La aversión a lo privado es endémica entre nosotros, pero quiero pensar que nuestros farmacéuticos son suficientemente responsables y serios para adquirirlas debidamente y, por supuesto, siempre bajo la vigilancia pública. Y si es así, ¿qué riesgo supone que las adquieran y las vendan las farmacias si de ese modo lo único que puede pasar es que se libere a los centros de salud de un buen número de personas que estarían dispuestas a pagarla y, consiguientemente, del trabajo que ello comporta al ya agobiado personal sanitario?

Aceptado que no pueda pasar por manos privadas, ¿por qué hay tantas listas de espera en los centros públicos? Donde quiera que he ido a pedirla se me ha mostrado buen número de folios con nombres y teléfonos de quienes esperan ser llamados; vaya, siempre es un consuelo saber que somos muchos los despistados.

He buscado publicidad institucional y leo: «La vacunación frente a la gripe es la mejor herramienta de prevención. Este año es más importante que nunca que nos vacunemos: para protegernos; para proteger a los que nos rodean; para no sobrecargar el sistema sanitario y que todos podamos recibir la atención sanitaria que necesitemos. Por eso, este año es necesario que nos vacunemos y marquemos la diferencia».

Pero, ¿dónde están las vacunas? Aunque es cierto que también se encuentra a menudo en textos publicitarios la consabida frase oficial «salimos más fuertes». Ahora lo entiendo: ya se nos dijo y se repitió alto y claro que, después de la gestión de la covid (marzo-junio) con la infalible y camaleónica herramienta del estado de alarma, estamos ya fuertes como una roca. Y, sin embargo, somos muchos los tozudos que no llegamos a percibir tal fortaleza y que nunca nos hemos sentido tan vulnerables.

Por favor, contraten personal sanitario y refuercen la sanidad para que vuelvan a poder visitar los médicos a sus pacientes. Muchas de las subvenciones que Vdes. siguen dando a grupos y grupúsculos de todo género y condición pueden esperar; pero las enfermedades, no.