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Navarro Faure

¿Qué quiero para el estudiantado de la Universidad de Alicante?

La Universidad solo tiene sentido porque tiene estudiantes, que son la base de todo el sistema docente, y el foco en el que siempre debemos centrarnos, ya que somos los responsables de su educación superior. En nuestro país la docencia de calidad siempre ha residido en las Universidades Públicas, y así se refleja en los principales rankings de las instituciones de Educación superior. Eso es una gran ventaja para los que creemos que la educación es un servicio público y no una empresa. Un gran honor para los que consideramos que debe financiarse principalmente con fondos públicos, cuyo empleo debe asegurar la eficacia y calidad del servicio que presta. Los estudiantes no son los clientes de una empresa, son los beneficiarios de un servicio público, y eso marca una especial diferencia: la Universidad no debe regirse por el principio del beneficio empresarial, sino por el de la rentabilidad social. Creo que la Universidad de Alicante en sus 41 años de Historia ha cumplido con creces esa misión con calidad y solvencia. Mi propia formación es fruto de la Universidad de Alicante. Pero también creo que hay muchos aspectos susceptibles de mejora para adaptar la Universidad de Alicante a las verdaderas demandas del estudiantado y a su carácter de Institución pública: asegurar sus oportunidades de permanencia, mejorar las condiciones en las que reciben la docencia, buscar soluciones a las cuestiones reales de la vida universitaria y sobre todo incrementar su empleabilidad, para que sea, de verdad, el colectivo de referencia de la UA. Mi propuesta transitará por diversos objetivos, como el de asegurar la igualdad de oportunidades y la integración de todos los jóvenes que quieran acceder a una formación universitaria. Eso exige entre otras acciones defender la política de becas, tanto a nivel estatal como de la comunidad autónoma, pero también contar con una política de ayudas propias al estudio en todos los niveles de Grado, Máster y Doctorado. Asimismo, debemos contar con un Fondo de contingencia que nos permita disponer de ayudas de emergencia a estudiantes con dificultades. En este sentido, también es necesario revisar ciertos requisitos como la certificación oficial de un idioma en un nivel bajo como el B1, que encarece los estudios, dificulta la obtención del título y su gestión, y no asegura las competencias lingüísticas requeridas en las dos lenguas oficiales y en las lenguas extranjeras, que creemos necesarias para nuestros estudiantes. Por eso preferimos aumentar las ayudas para la acreditación en idiomas, especialmente para la obtención de certificados oficiales de manera voluntaria. Del mismo modo, y tal como lo ha hecho el Gobierno de España respecto a los impuestos, es razonable incrementar el fraccionamiento del pago de la matrícula en un mayor número de plazos, y establecer políticas que eviten el abandono por falta de recursos, debido a situaciones sobrevenidas como la actual crisis que padecemos. Esa ayuda debe llegar también a eliminar brechas digitales incompatibles con una docencia cada vez más digitalizada.

También resulta necesario mejorar la calidad docente, adecuándola a los nuevos modelos de innovación docente, con un adecuado uso de las nuevas tecnologías, pero también, y sobre todo, impartiendo la docencia en grupos más reducidos, tanto respecto a las clases teóricas como a las clases prácticas. Las prácticas externas deberían ser en la medida de lo posible remuneradas, y permitir una incorporación al mundo laboral. La crisis también ha dificultado la correcta impartición de estas prácticas, sobre todo las que tienen lugar en hospitales, en despachos profesionales y en otras instituciones educativas. La empleabilidad después de acabar los estudios es vital para la propia finalidad de la educación, que debe ser formativa pero también profesionalizante, en el sentido de adquisición de las competencias necesarias para acceder a un mundo laboral cada vez más cambiante. Debemos emplearnos a fondo para que nuestros estudiantes tengan un futuro claro al acabar sus estudios y una oferta formativa adecuada a lo que la sociedad demanda.

Son muchas más las propuestas y las acciones que os invito a ver en mi programa electoral publicado en la página web de mi candidatura (https://www.amparocandidataua.es), pero hay algo mucho más importante que todas ellas: los valores que consigamos transmitiros en vuestro paso por la universidad. En primer lugar, escucharos, a todos, y fomentar el asociacionismo como instrumento de pluralidad. La democracia no es sólo votar y hacerlo libremente; eso desde luego es lo principal, pero la democracia debe cumplir determinados parámetros de calidad, entre ellos el debate, la contraposición de ideas, la información, el respeto al diferente y la participación directa en la toma de decisiones. Si conseguimos trasmitiros esos principios de ciudadanía habremos conseguido lo principal: ofrecer a la sociedad hombres y mujeres libres e iguales que brillen, no en una “nueva normalidad” sino en un nuevo siglo de las luces.

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