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Elizabeth López Caballero

El jazz nos salvará

Siempre me han leído, y algunos escuchado, quejarme de que los niños y los adolescentes solo escuchan reggaetón. Esa música con letras misóginas que poco contribuye a cambiar los patrones machistas entre los más jóvenes. Pero quizá escuchan esta música porque no les hemos acompañado a descubrir otros géneros, como el jazz. El otro día estaba realizando una intervención psicoeducativa con un menor de once años. El ejercicio era bastante introspectivo, así que, para quitarle un poco de hierro al asunto, ya que mirar hacia adentro da vértigo, puse jazz de fondo, por eso de que la música amansa a las fieras. Al finalizar la sesión, el menor se paró en la puerta y me preguntó qué música era la que habíamos escuchado. “Jazz”, le contesté. “Pos está guapa”, me devolvió y lo vi alejarse por el pasillo mientras una sonrisa tonta se me dibujaba en la cara. Una semana más tarde volvimos a vernos, “¿Vas a poner jazz?”, me preguntó alargando la zeta. “¿Te gustaría?”, tanteé. “Sí”. No sé si buscará una Playlist en Spotify de este género pero me gusta saber que no soy solo esa pesada que hurga en los temas de los que no le gusta hablar, sino que le he descubierto otros estilos musicales. También fue un aprendizaje para mí, quizá es un prejuicio eso de que los jóvenes están “idiotizados” con el trap. Además le he perdido el miedo al reggaetón porque sé que, aunque son ritmos pegadizos que inevitablemente se contagian, nunca desbancará a otros estilos y el jazz siempre podrá ser nuestra salvación. De momento a mí me está sirviendo como antídoto. 

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