A unos días para que finalice el año, podemos bautizar 2020 como ‘annus horribilis’. Creo que en esto todos estaremos de acuerdo; da igual a quién votes o dónde vivas, en esto coincidimos, seguro. Quedará en los anales de la historia mundial como otras pandemias y hechos que no vivimos, pero que nos contaron. Este episodio, que nuestros descendientes estudiarán, sí que lo hemos sufrido. ¡Y tanto!

La covid-19 ha marcado nuestras vidas y hasta nuestro vocabulario. La RAE, en sus novedades anuales, ha incorporado palabras como coronavirus, desconfinar, desescalada o cuarentenear. Al escribir este artículo, el diccionario me señala como incorrectas dos de ellas; pero se equivoca, ya están aceptadas. Es curioso y admirable nuestro poder de transformación y adaptación, incluso en el léxico.

Resulta paradójico que un año para olvidar vaya a dejarnos muchas cosas para siempre. No borraremos jamás lo que hemos aprendido y recordaremos siempre a los que nos han dejado y a los que nos han cuidado. De este año para el olvido quedará la huella de los que, cada uno desde su ocupación, arrimaron el hombro para salir de la mayor crisis de la historia reciente.

Por lo que me toca, estoy convencida de que Ciudadanos en la Diputación de Valencia, como en otras instituciones con Inés Arrimadas a la cabeza, ha estado a la altura de las circunstancias. Esa lealtad por y para los españoles y los valencianos siempre estará ahí. Es imborrable.

En estos momentos, llevamos ya mucho tiempo batallando contra el virus y aún queda una de las fechas más significativas del año, la Navidad. Los niños, y muchos mayores también, la esperan con mucha ilusión. Son días de estar en familia, de reencuentros, de abrazos, de risas, de regalos… Pero este año, ¿qué esperamos? Es difícil planear nada porque la incertidumbre controla nuestras vidas. Lo que sí sabemos es que será distinta.

A pesar de la insólita Navidad, estoy segura de que todos sabremos adaptarla para que, aunque sea diferente, siga siendo nuestra. Podemos seguir ilusionándonos con su magia y, sin duda, para que eso pase, es importante que nuestros pueblos y ciudades se llenen de luz, como siempre. Esto no solo mantiene sus calles vivas, sino que es un revulsivo para los comercios, que lo están pasando muy mal en esta crisis.

En definitiva, nos hemos de seguir transformando y adaptando hasta que esto pase, que pasará. Les animo a disfrutar de estas fiestas de otra manera. Es posible cumplir todas las normas decretadas por las autoridades sanitarias y pasarlo bien al mismo tiempo. Puede que no haya abrazos ni grandes reuniones, pero sí podemos encontrar la dulzura de esta extraña Navidad. A veces, lo más pequeño es lo más grande. Ojalá estas fiestas, que a priori se presentan tan menudas, sean para ustedes enormes. ¡Feliz Navidad!