El pasado 1 de diciembre, el diario Levante-EMV publicaba esta grata noticia: «Bienestar Social saca a concurso el cátering para los más vulnerables por 15,5 millones en 4 años. El servicio prevé llegar a 1.200 menús diarios y se amplía a toda la semana, de lunes a domingo».

Sentí orgullo de que nuestro ayuntamiento, por fin, se diera cuenta que se come cada día, incluso sábados y domingos. Era tan lógico... Sin embargo, cuando se habla de pobreza y empresas se debe hacer con respeto y transparencia. Lo primero que llamó mi atención fue que se anunciara, textualmente: «El coste anual del programa se sitúa en más de 3,5 millones de euros». Si multiplicamos 3,5 por 4 años, da 14 millones. ¿Ya faltan 1,5 millones de euros?, me pregunté. No, leamos bien, dice más de 3,5 millones, son 3,875 millones al año, pero ¿por qué no citan los 375.000 euros que faltan? No quiero pensar mal, será por aquello del redondeo.

Prosiguiendo el estudio de la noticia «Menjar a domicili» (lo escribo tal cual consta en dicho artículo) si recorremos internet, o en la hemeroteca videos de cocina, encontramos multitud de ofertas de cátering y restauración. Naturalmente, no es igual cocinar un menú para 100 personas que hacerlo cada día, durante 4 años y 1.200 menús diarios. Incluso he llamado por teléfono a varias empresas para conocer el precio medio del menú, considerando que debe haber menús adecuados para personas con determinadas alergias o enfermedades crónicas. El resultado medio, lo redondeo al alza, es de 4 euros por menú y día. Solo queda calcular el total para 4 años y 1.200 menús diarios. El total: 7,008 millones de euros. Como ven, poco más de 7 millones o 1,752 millones a laño, es decir 2,123 millones de euros menos cada año de lo presupuestado.

No nos alarmemos, todavía hay que llevar esos menús a casa. Los domicilios están en València ciudad y pedanías, territorio competencial del ayuntamiento. En este sector tengo experiencia, no en vano tuve una empresa de transporte y reparto. No pretendo marear con cifras, pero puedo afirmar que repartir 1.200 menús cada día, en dos horas ( de13 a 15) cubriendo toda la ciudad, se puede hacer por 0,8 euros por menú, lo que arroja unos 350.000 euros al año. Quedan 1,773 millones año libres todavía.

Una incongruencia manifiesta es repartir una botella de agua de 2 litros por día y menú; se supone, dada la lucha contra el plástico, que dichos envases no serán de este material. Mientras la concejala del ciclo integral del agua apuesta por el consumo de agua del grifo, la de bienestar social se gasta el dinero público en agua embotellada. Esto no es coherente.

Otra incongruencia es que el menú no incluye pan o lo dan por incluido o es que los menús son sin pan, pues, textualmente dice: «Los menús constarán de ensalada, primer plato, segundo plato, postres, una botella de 2 litros de agua más zumos durante la semana».

Sin entrar en más, creo que es peligroso conjugar pobreza y mundo empresarial, máxime cuando hablamos del sustento diario de quienes no tienen para comer dignamente. Entre unas cosas y otras existe un desfase entre lo presupuestado y un coste aceptable del menú de más de 5 millones de a lo largo de 4 años, incluidos los zumos, pan si hubiera y microondas o/y neveras que cual anuncio en un ejercicio más de marketing barato que de entidad seria que vela por el mejor servicio público nos hace en la noticia de «menjar a domicili».

Supongo que para una concejala de izquierdas, o su alcalde, es mejor dilapidar más de 5 millones que crear una cocina pública con garantías higiénico-sanitarias y normativas, además dotarla de una plantilla profesional que garantice la calidad de los menús, siendo sus proveedores nuestros mercados municipales y dando oportunidad a los mejores chefs de nuestra restauración local que en turnos rotatorios tuvieran la oportunidad de dar un recital gastronómico a los más vulnerables. Sería pedir mucho. Además, se crearía patrimonio municipal y, sin duda, sería una cocina referente a nivel nacional, no tengo la menor duda.

Supongo, que sería mucho esfuerzo y, claro… El resto lo dejo para el lector y/o lectora.