“No nos dejan sentir que amamos esta ciudad” fue el colofón de la activista de Parque Central Sin Especulación, Mónica Ibañez, a la charla titulada La Gran Estafa del Parque Central del pasado jueves diez de diciembre en el emblemático centro cultural valenciano Ca Revolta.

“Si supiéramos llegar a la ciudadanía” anhela Juan Ramón Ferrandis Bresó de la Plataforma en Defensa del Ferrocarril CGT (Confederación General del Trabajo), todo se potenciaría, mientras ruega al pueblo “Que no se deje bombardear” con eslóganes bien tramados. “Esto es una catástrofe económica, social y medio ambiental” refiere respecto al túnel pasante y a la terminal soterrada AVE. “Creemos que se puede invertir de otra manera”. En palabras del filósofo alemán de origen judío Karl Heinrich Marx citadas por el funcionario del Fondo Monetario Internacional Eduardo Punset en uno de sus libros, el titulado La España impertinente: “Cuando la idea penetra en las masas se convierte en una fuerza irresistible”. Pero ¿qué mejor estrategia que sembrar la ignorancia para evitar la reacción? Desde los años ochenta del siglo pasado, con las primeras piruetas de este choriceo, ¿nadie ha considerado a las personas que sufrirán más de una década el tormento de obras colosales sumamente peligrosas?

“Todo el mundo piensa que va a hacer su negocio, es una concatenación de especulaciones” afirma Ibañez Fernández de Lis, por lo que la también productora y guionista convoca a la ciudadanía para esta batalla: “¡Necesitamos todas las voces!” para evitar el taladramiento del centro urbano de Valencia y posteriores daños en cuantas edificaciones se hayan en el recorrido del citado túnel pasante. Mastodónticas perforaciones con perjuicios colaterales, vibraciones causadas por el tránsito de trenes AVE (Alta Velocidad Española), desperfectos en viviendas y arbolado, desvíos de cauces subterráneos. Emili Piera Cardo, periodista, escritor y profesor del Máster de Gestión Ambiental, partícipe en el trío de la mesa informativa, comentaba que, a día de hoy, “Las obras públicas son una industria” y “El AVE es como una cosa sagrada”, otro ente inviolable de los que se encuentran fuera del alcance de la lógica. Piera, a su vez, ratificó que en España no existe “Ningún organismo público que se haya tomado en serio la emergencia climática”, aunque lo que sí saben es captar la aquiescencia de las personas a base de “Mensajes muy efectivos que suelen ser breves”. ¿Quién? actualmente, ¿está capacitado cerebralmente para analizar contenidos tras el bombardeo de insulseces que atontolinan? ¡Del silencio absoluto al permanente ruido! “Las líneas de AVE en España han costado lo mismo que rescatar a la banca” y, en ambas piruetas financieras, no tienen cabida las imperiosas necesidades populares.

Punset alude en su libro a la época en que asesoraba financieramente a RENFE (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles), apuntando que las plantillas sobre las que se experimentaría la primera reconversión industrial eran como “una gran familia de la que no era extraño ser nieto (nieta) de ferroviarios (ferroviarias). Me encontré trabajando en la Dirección General de RENFE, que estaba en aquél entonces enzarzada en la puesta en pie de un plan de modernización con la ayuda del Banco Mundial”. Y continúa relatando el también director económico de la revista The Economist: “-No sé nada de ferrocarriles. Sólo he estudiado Economía Monetaria-le dije al nuevo director financiero, Alberto Oliart (diputado en las Cortes Generales por Badajoz en los años setenta y ochenta, ministro de Sanidad y Seguridad Social durante un año con Adolfo Suárez, ministro de Industria y Energía durante un año en el setenta y siete setenta y ocho con Suárez, ministro de Defensa durante un año con Lepoldo Calvo Sotelo y, por último, presidente de RTVE (Radio Televisión Española), cosa de año y medio, bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero. ¡Vaya polivanlencia!)-Nadie le pide que haga andar los trenes. Se trata de financiarlos.”

“La ciudad de Valencia está llena de canales de agua” el proyecto conlleva riesgos incalculables en circunstancias climáticas propias de la cuenca mediterránea como la Dana (gota fría) ¿Evacuaciones de alarma de las personas atrapadas en el subsuelo viajeras por “Un túnel pasante absurdo”? que además “Endeudará no sólo a Valencia sino a toda la Comunidad Valenciana” detalla Ibañez. Una terminal segregadora donde arribarían “Los (las) pobres hacia abajo y los (las) ricos hacia arriba” ya que el AVE estaría en el primer nivel subterráneo y los trenes de cercanías en estratos más hondos. ¿Vuelve la humanidad a las catacumbas, a la era cavernícola para movilizar capital?

“Nosotros (nosotras) estamos en contra de la alta velocidad” afirma Ferrandis sacando a colación el planteamiento presentado por Joan Olmos “Una propuesta más verde para el Parque Central de Valencia y el lío ferroviario por V. Torres, F. Gaja y J. Olmos”, (Levante-EMV, 03/10/2017).

“Estamos acostumbrados ya a que las obras cuesten el doble o el triple”. ¿Pinta algo la opinión pública en la utilización de su dinero, sus ciudades y medio ambiente? Es el momento de preguntarse individualmente si todo vale en proyectos como el AVE y túnel pasante. Extraerán “Millones y millones de metros cúbicos de tierra; van a colapsar” la ciudad y “No van a traer ninguna solución a Valencia”, acelerando tan solo la “Muerte de las cercanías y regionales”. “Hay muchas más maneras de optimizar”. ¿Por qué desdeñar la opción de la Fuente de San Luis como central y lanzaderas? Ferrandis con treinta y cinco años de ferroviario, bragado en el mundo del ferrocarril, conoce a la perfección cuantos entresijos esconden proyectos ciclópeos en un sector en el que, desde los años ochenta, se apostaba por cerrar líneas convencionales para, tras una década, directamente esclavizarse al AVE en detrimento de líneas más sociales y estaciones comarcales. El AVE no soluciona las necesidades del público doméstico, trabajador y cotidiano que tiene que buscarse la vida mediante transporte particular acentuando la brecha climática. Y ¿qué decir de estaciones AVE como la de Utiel Requena, cada vez más hundida en el terreno y con apenas utilización? O líneas esperpénticas como la de “València Xàtiva por la que aún no ha pasado ni un solo tren”, construida hace trece años y en la que “Nos hemos gastado millones de euros” mientras que otros viales ferroviarios se mueren por la desidia. Está propuesto “Un túnel submarino que saldría por Albuixech”, ¡otra idea a lo Wall Street! que, entre otros contratiempos plantea el hecho de que “El turismo se vería resentido”. ¡Y los ecosistemas! ¿Todo se aprueba por la megalomanía y el negocio?

El Rogle, despacho corporativista de Mediación, Investigación y Abogacía, ha realizado un informe crítico sobre el PAI (Plan de Acción Integral) del Parque Central concluyendo: “La proyección injustificada de una gran cantidad de edificación residencial. La escasez de vivienda protegida y la inexistencia de vivienda pública. El grave riesgo de gentrificación (población de la zona desplazada en favor de otra de mayor nivel económico). La falta de equipamientos públicos. La no realización de un correcto estudio del impacto ambiental. La falta de participación pública”.

“Ya no existe ninguna salida de cítricos” a través del ferrocarril y “¡Nadie se atreve a decirlo!”. ¿Qué opina de esta ventaja el lobby de transportes por carretera? ¿Tanto AVE para qué? “Sólo va a beneficiar a un pequeño porcentaje de la ciudadanía”. Y el medio ambiente ¿qué? “Parece que sólo importan el tren de alta velocidad; el AVE no trae ningún beneficio a las ciudades por las que pasa. Soterrar la estación central ¿es necesario? Dilapidar de esta manera es una mala solución”, ¿trescientos mil millones de euros? Ferrandis expuso estos y otros puntos. Y ¿qué decir del Corredor Mediterráneo? “Un AVE camuflado. No ha pasado ni un solo tren de cercanías”.

“Esta lucha que se adivina será muy larga e incierta, concierne a toda la ciudad. Cuando el Ayuntamiento estaba en manos de Rita Barberá todo tenía explicación”. Piera integrante también de la Plataforma Parque Central Sin Especulación está plenamente convencido de que en casos tan sangrantes como este “La técnica es dar el coñazo”. Torres de más de veinticuatro plantas accesibles para “Gente que tiene mucha pasta” que programaran en sus agendas: “¡Vamos a tomar una paellita!” a Valencia. “Imaginaros cinco kilómetros subterráneos por el centro de Valencia” mientras la Estación del Norte “Se convertiría en una multitienda. ¡Queremos un Parque Central, no un PAI Central!”.

“¿Quién compra esas viviendas? Son corporaciones y fondos buitre, no son gente normal” señala Ibañez. “Estamos pidiendo a gritos que esto se pare” y evitar el “¡Impacto ambiental, impacto social, impacto emocional!”.

Citando nuevamente a Punset recordar lo escrito en el capítulo Poder político y libertad: las alternativas, en el que asevera que: “Las ciudadanas y ciudadanos de este país han sufrido el acoso público y privado contra sus aspiraciones más íntimas y legítimas, se les ha manipulado cotidianamente”