No es posible hablar de un incremento del salario mínimo interprofesional en una situación de recesión como la actual. En esto que es tan evidente coinciden todos los economistas. Hasta los que defienden que hay aumentar el SMI para equipararlo al resto de Europa sostienen que ahora no es el momento de hacerlo por la situación de crisis.

El SMI que, sin duda, habrá que revisar cuando las circunstancias coyunturales y la marcha de la economía lo aconsejen no ha parado de crecer en los últimos años. Cuando más aumentó fue durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Actualmente es de 950 euros al mes, lo que supone un incremento del 5,5% respecto al año anterior.

En un contexto como el actual, con cierre de empresas y comercios como consecuencia de la pandemia, lo urgente es salvar el tejido empresarial. Ahora mismo aumentar costes en las empresas puede suponer la puntilla para muchos negocios, que se las ven y se las desean para poder facturar.

Junto al SMI, la revalorización de las pensiones, que tampoco se podrán tocar este año, como señala Bruselas, es el nuevo foco de fricción dentro del gobierno entre el ministro José Luis Escrivá que apuesta por aumentar los años de cotización de 25 a 35 para que no peligren las pensiones en el futuro y Pablo Iglesias, que quiere sacar adelante su acuerdo de gobierno con Pedro Sánchez, al margen de la situación actual y con el rechazo de Bruselas.

Iglesias quiere inmiscuirse en todo, le oímos hablar de todo, menos de aquello que es realmente de su competencia, como son las residencias de ancianos, donde casi 25.000 personas han fallecido desde que comenzó la pandemia.

Sobre esta cuestión, que sí es de su incumbencia, no le hemos oído decir absolutamente nada.