Un grupo de diputados, desde el espectro político de la derecha a la izquierda y nacionalistas, ha participado en la elaboración de un video conjunto en el que reivindican para el año que empieza algo tan elemental como evitar la crispación. En el video sobresale una frase: «Ese es el mensaje que queremos enviarte para el año nuevo, que somos mayoría quiénes creemos, como tú, que no hay nada más bonito que la convivencia y los acuerdos entre personas que pensamos diferente». Ese grupo recuerda que hay excesiva teatralización y que los medios encaran su foco hacia lo grueso y llamativo y nunca o casi nunca hacia el trabajo y los debates de comisiones donde tantas veces se habla con sentido común, se llega a acuerdos de amplias mayorías e incluso por unanimidad. Esa verdad no suele llegar a los ciudadanos. Grupos mediáticos se posicionan con descaro hacia uno u otro lado del espectro político. Basta leer un diario u otro, ver un informativo u otro, y los hechos objetivos, la verdad ocurrida, se convierte en algo manipulable. Para unos, los otros son siempre nefastos, y viceversa. Y esa no es la verdad, porque como se dice en el video la verdad exige multiplicidad.

En un tiempo destructivo, apagado, de profunda crisis económica y social las voces del consenso deben sobresalir por encima de las del disenso. Para ello es necesario un cambio en la mentalidad de todos. Vayamos de un extremo a otro: ETA dejó de matar y quiso hacer política. Tienen derecho a exponer sus ideas, por diferentes que sean. No tenían derecho a matar a inocentes y fueron perseguidos por la ley hasta que fueron derrotados tras muchos años de sufrimientos. Ellos se proclaman vascos y quieren vivir y ser gobernados por vascos. Cientos de miles de personas piensan así. Habrá que escucharles y habrá que valorar si no vale la pena consensuar medidas que puedan convencerles de que siempre será mejor sumar que dividir. Cuando se comprometen a cuestiones que afectan al Estado, ¿no es una manera de reconocer que avanzan hacia el consenso?

Prefiero ver esa cara del conflicto. Quiero olvidarme de la otra cara, de la cara de la muerte y el sufrimiento de inocentes. Si quiero olvidarme del reciente sufrimiento de ETA, ¿voy a construir monumentos a la memoria de unos contra otros que se mataban hablando el mismo idioma hace ochenta años…? Ya se han borrado los de unos. ¿Vamos a construir los de otros? ¿De verdad que eso es necesario? Aquellos españoles que regresaron del exilio, que vivieron el horror de una guerra sabían que España necesitaba reconciliación. Habían perdido, muchos de ellos defendiendo la libertad Y aquella reconstrucción, con todos los defectos que se quieran exponer, nos ha servido para vivir el más largo periodo de paz de toda la historia de España. Ahora que sabemos lo duro que es luchar contra un enemigo llamado virus, ¿nos paramos a imaginar a españoles contra españoles a cañonazos o a cuerpo a cuerpo con bayonetas y gritos de angustia, desaparecidos, muertes a sangre fría, represalias…? Alguien tendrá que hablarle en serio a esos que hablan de la necesidad de matar a millones. Y a los que no están dispuestos a superar aquel negro periodo.

La política decente busca consensos, busca construir puentes, trabaja para valorar las ideas y reconocer el valor de las de otros. Son necesarios gestos como los del video de estos diputados. Un video que nos haga reflexionar sobre la necesidad de superar bloques, disciplinas, sistema electoral, necesidad de una transparencia desde la Jefatura del Estado que simbolice justamente los valores de la conciliación por encima de identidades y diferencias. Todo aquello que nos libere de pesos del pasado envenenado, invertebrado, de un país siempre en tensión. Ojalá ese video se convierta en un grito de paz y de concordia que avergüence a quienes sólo saben incendiar y envenenar. Me temo, sin embargo, que los estrategas del sistema acabarán por despreciarlo. Es demasiado peligroso.