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Mercè Marrero

Bailar en el baño

He conocido la plataforma Twitch, he accedido a los contenidos de Uppers, he escuchado a C. Tangana por primera vez (que Dios me perdone y que sus fans sean misericordiosos conmigo) y he visto la película de Gurinder Chadha Cegado por la luz. Todo en la misma semana. La misma en la que sido consciente de lo lejos que estoy de ¿todo lo actual?

De un día para otro, mi prole utiliza un nuevo lenguaje. Comentan que alguien les está buguendo, que tal o cual cantante tiene mucho flow y que un chaval que todavía tiene acné juvenil disfruta de millones de seguidores. Yo, que me siento la diosa de la tecnología por el mero hecho de haber sabido crear un par de listas coherentes en Spotify, decido no quedarme atrás y unirme a las nuevas tendencias al grito de “a las barricadas”. Pincho en Twitch y, tres horas más tarde, ahí sigo. Si alguien quiere perder el tiempo, esa plataforma de contenidos en directo es el lugar idóneo. Me quedo embobada mirando a un youtuber jugar a Fortnite y a una chica que toca un piano eléctrico en su habitación, mientras habla sobre su obsesión por los ositos de peluche y responde a las preguntas de sus espectadores. ¿Hay miles de personas interesadas en ese espectáculo? Sí. Twitch es una caverna de la que cuesta salir y, si queremos que los jóvenes no se queden anquilosados ahí dentro, conviene tomar nota de lo que ofrece y promover alternativas.

Uppers pretende ser una alternativa para los mayores de cuarenta y cinco. Un medio que aglutina experiencias y reportajes sobre lo revolucionario que es dejarse el pelo con las canas típicas de la edad o lo de moda que está el tardeo. Lo más curioso ha sido, sin duda, ver un vídeo del escritor Juan del Val opinando sobre los beneficios de la pareja abierta. Una de las cosas buenas de tener más de cuarenta y cinco es que los tópicos se huelen a la legua y, en mi humilde opinión, una vez que se supera la etapa del Super Pop ya no hay necesidad de volver atrás.

Dado que Gurinder Chadha dirigió la maravillosa película Quiero ser como Beckham, creí que su último trabajo, Cegado por la luz, me iba a insuflar ese optimismo que te dan las películas bonitas con final feliz. El film cuenta la historia del periodista Sarfraz Manzoor y cómo Bruce Springsteen le cambió la vida. El detonante es la canción Dancing in the Dark, porque su letra, el ritmo y la voz del Boss hacen que el personaje, interpretado por Viveik Kalra, dé un paso al frente, persiga sus sueños y decida dar portazo a las tradiciones paquistaníes. Repantingada en el sofá pienso que todos tenemos una canción. Quizás no tenga resultados tan iniciáticos como los de la película, pero todos tenemos la canción que ha provocado un clic. Sé que me volví adolescente el día que compré mi primer disco de Madonna y escuché Into the Groove. Me puse a bailar delante del espejo del baño y, por primera vez, me vi como una mujer.

De fondo Suena C. Tangana. No me hace bailar delante del espejo y creo que habla más que canta, pero hay que reconocer que sus letras tienen cierto flow. Vaya semanita. 

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