¿Está preparando Donald Trump un nuevo partido para las próximas elecciones presidenciales de 2024? Sus colaboradores más afines llegan a afirmarlo. La idea surge ante la creciente indignación del mandatario con su partido, que siente que le han dado la espalda tras el asalto al Capitolio. No ha llegado a afirmarlo pero el 45.° presidente de los Estados Unidos dejó caer momentos antes de subir por última vez al Air Force One: “Os digo adiós. Volveré de alguna manera”. Días antes también advirtió: “El movimiento que iniciamos está sólo en el principio”. Este supuesto Partido Patriota generaría una fuerte batalla dentro de las filas republicanas y podría llegar a originar una crisis dentro del conocido como GOP. Líderes cercanos como Mitch McConnell o Kevin McCarthy que siempre han estado de su lado le han criticado por incitar a la insurrección. Incluso su exvicepresidente, Mike Pence, no ha podido escapar de los ataques. En horas previas al asalto al Capitolio, Trump le llamó “nenaza” por negarse a impedir la proclamación de Biden. Es más, el presidente se negó a autorizar el despliegue de la Guardia Nacional para despejar el Capitolio pese a que Pence estaba atrapado dentro. El magnate sabe que 74 millones de personas apostaron por él en las elecciones de un total de 158 millones de votos válidos con 232 votos electorales frente a los 306 del demócrata Joe Biden y, además, que muchos de estos votos por el Partido Republicano se deben al llamado “trumpismo”.

El problema se encuentra en que esta opción es muy arriesgada, dividiría el voto de derechas en un sistema electoral caracterizado por la utilización de fórmulas mayoritarias en el cual el candidato que queda en primer lugar es el que obtiene la representación en el estado, llevándose todos los votos electorales, sin repartir nada entre los segundos o terceros puestos, haciendo que ciertos electores vean cómo sus votos tienen relevancia y otros no. Este sistema es de los más desproporcionales y dividiendo el voto conservador garantizaría una victoria más sencilla para los demócratas. Es más, al no existir una segunda vuelta en las elecciones, tal como apunta Duverger “una votación mayoritaria y de una sola vuelta tiende al dualismo de partidos” fomenta claramente el predominio de un bipartidismo frente a un multipartidismo con una tendencia, la estadounidense, sobre todo a candidaturas personales. Además, el dinero jugaría un papel fundamental en el retorno del expresidente y su correspondiente campaña, debido a que la mayoría de donantes lo hacen únicamente hacia los partidos Demócrata y Republicano, que son garantía de victoria; sin embargo, este campo no le supondría ningún problema al republicano.

Trump debe tener en cuenta todo esto, de lo contrario, sus aspiraciones para volver a la Casa Blanca serían muy difíciles de alcanzar. En este caso, lo más sensato parece volver a hacerse fuerte dentro del Partido Republicano y desplazar a aquellos que se encuentran en su contra. Aún así, se hallará ante una cantidad de detractores razonables después de los graves y recientes acontecimientos La construcción de un nuevo partido con probabilidades de alcanzar la Casa Blanca abriría nuevos interrogantes y escenarios llamativos tras casi dos siglos de bipartidismo en el poder ejecutivo del Gobierno federal.

Si se llega a impulsar un nuevo partido con suficiente éxito, el típico esquema bipartidista estadounidense podría llegar a desaparecer y levantaría muchos interrogantes sobre la presencia de un tercer partido. Aunque la opción parece bastante arriesgada, habrá que ver los resultados del actual proceso de ‘impeachment’ como consecuencia de los incidentes ocurridos en el Capitolio el pasado 6 de enero. De confirmarse su condena, todos los sueños para volver a alcanzar la Casa Blanca se desvanecerían.