Opinión
Costumbres animales
De que somos animales de costumbres a estas alturas de la vida no me queda la menor duda. Vamos y volvemos del trabajo por las mismas calles, repetimos idénticos esquemas de comportamiento en relaciones distintas, nos acaba gustando el mismo estilo de ropa por muy variada que sea la que nos probemos en un intento fallido tras otro por cambiar de look, acostumbramos a cometer los mismos errores y hasta preferimos tropezar una y mil veces con la misma piedra en vez de dar un rodeo para evitarla. Pues bien, partiendo de estas certezas insondables, ¿de verdad creen ustedes que esta crisis sanitaria en la que estamos instalados, por muy pandémica que sea, va a ser capaz de borrar de un plumazo unos hábitos transmitidos de generación en generación e incorporados a nuestro ADN con tesón y a fuerza de repeticiones? ¿En serio piensan que los confinamientos domiciliarios, los cierres perimetrales y las limitaciones horarias nos van a acabar por transmutar en uno de esos turistas con sandalias y calcetines blancos que veíamos comer a la hora en que para nosotros aún no se había abierto la veda de la cerveza, por lo temprana, y cenaban cuando todavía le quedaba un buen rato al sol en el horizonte? A mí me ha bastado un pequeño paseo durante este fin de semana para estar en disposición de afirmar que en el mismo instante en que la normalidad (ya sea la antigua o la nueva) regrese a nuestras vidas, nos faltará tiempo para volver a lo que fuimos. A lo que somos. No se explica de otro modo que, pese a tener todos los elementos en contra, fuéramos unos cuantos los que, pudiendo habernos tomado el aperitivo tranquila y cómodamente en casa, eligiéramos cualquier espacio a la intemperie para hacerlo cuando además, y por obra y gracia del vendaval que soplaba, solo faltaban las tellinas. Porque la arena en la boca ya la llevábamos puesta. Un comportamiento que no solo confirma lo de las costumbres animales que les decía sino que permite aventurar que, en cuanto sea posible, la cabra volverá a tirar al monte.
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