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Isabel Calle

El aumento de los suicidios con el COVID-19

Según la Organización Mundial de la Salud, cada cuarenta segundos hay una muerte por suicidio en el planeta, unas 800.000 personas al año. En España aproximadamente hay casi 3.600 suicidios al año (Ana Lancho, presidenta del teléfono contra el suicidio, de la asociación La Barandilla), y entre 15 y 29 años, es la primera causa de muerte no natural. Se menciona en la revista NIUS (10.9.2020), que unas 70.000 personas lo intentan al año. Y los desastres que se derivan, afectan a las familias, los amigos y compañeros.

Ante los datos tan alarmantes, sugieren los expertos actuar con prevención. El suicidio correlaciona en general con problemas, disfunciones, trastornos y enfermedades psicológicas, y situaciones límite e imprevistos que atropellan a las personas, causándoles alteraciones psicológicas graves. Incluso se afirma que de la población general, un 50% ha pensado suicidarse. Con la pandemia han aumentado las enfermedades mentales, y los suicidios aumentan exponencialmente con el COVID-19.

Por cada suicidio consumado, unos 20 sujetos lo han intentado, y puede que lo vuelvan a hacer. Según las estadísticas, cada 2 horas y media hay un suicidio en España. Datos del INE de 2018, hay el triple de muertes por suicidio que por accidentes de tráfico, unos 3.600. Para prevenir, conviene tener presentes algunos signos, y por ello las personas de la familia, amigos, profesores, compañeros de trabajo, pueden estar atentos a algunos síntomas sospechosos. Cambios en el estado de ánimo, falta de comunicación, aislamiento, frustraciones vitales, problemas con la familia y o amigos, depresión, suspensos, dificultades para soportar la presión escolar o laboral, acoso psicológico, rupturas de pareja, consumo de sustancias tóxicas, adicciones, y otros problemas que quizás vienen arrastrando desde hace tiempo (estrés postraumático) ó por algún imprevisto para el que no tienen recursos psicológicos de afrontamiento. Situaciones prolongadas de estrés que llevan a los sujetos a padecer el síndrome de estar quemados, llegando a darles todo igual. E igualmente graves son otros eventos vitales que pudieran erosionar su salud mental.

La adolescencia y juventud es una etapa más vulnerable aún, afectados por trastornos evolutivos, la frustración estudiantil, y afectados por la desesperanza de un dudoso futuro agravado por tener que elegir carrera. Es frecuente en esos casos la idea de muerte, quererse morir, desaparecer, no despertar, y de cómo quitarse la vida. Y atención al drama de las redes sociales, ya que pueden desencadenar graves conflictos que les lleven al suicidio.

Los especialistas en Psicopatología, atendemos a adolescentes, jóvenes, adultos y personas en la etapa de la jubilación. Las personas que se suicidan puede que lo hayan manifestado a su familia, amigos, pareja. Es algo muy serio, nadie puede desatender una alarma como esta, para anticiparse ante un posible drama, el suicidio. La mayoría de los que se han quitado la vida, lo habían dicho en algún momento. Anticiparse es salvar vidas. La ciencia es prevención, hay que solucionar antes de que el hecho de la muerte se produzca. Con el suicidio, llegar tarde ya es irreversible.

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