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Inmaculada González Carbajal

El efecto mariposa

La importancia de los planes municipales de cooperación al desarrollo

A estas alturas, todo el mundo ha escuchado en algún momento eso de que “el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. En realidad, se trata de un proverbio chino que, posteriormente, el matemático y meteorólogo americano Edward Norton Lorenz (1917-2008) convirtió en una parte importante de la Teoría del Caos. Este principio nos enseña que en el universo todo está profundamente interrelacionado. Y, si alguien no se lo cree, que analice lo que estamos viviendo actualmente: una pandemia mundial que nos muestra lo que es el mundo global con todas sus consecuencias.

El efecto mariposa pone de relieve la interrelación causa-efecto en todos los planos de la vida y nos permite comprender la importancia de atender debidamente nuestras decisiones para valorar las consecuencias sobre nosotros mismos y sobre otros. Un pequeño cambio puede tener grandes efectos y una acción, por pequeña que sea, puede influir en otros lugares y, muchas veces, en la vida de otras personas, aunque no seamos conscientes de ello.

Cuando vivimos cómodamente instalados en nuestra pequeña burbuja y al margen de lo que sucede más allá de nuestro entorno, no somos conscientes de que todo está interrelacionado, y por ello nuestras decisiones y nuestros actos tienen mucha más trascendencia de la que nosotros mismos creemos. Hoy día es evidente que la irresponsabilidad de algunos que sólo buscan la satisfacción inmediata de sus deseos puede traer graves consecuencias para otros; tal es el caso de quienes quieren seguir viviendo como si nada sucediera, como si fueran tiempos para fiestas, sin tener en cuenta que sus actos irresponsables pueden enfermar a unos, matar a otros y sobrecargar el trabajo de un colectivo que es una de las víctimas colaterales de este desastre: los sanitarios.

Vivimos un tiempo complejo, en el que es necesario traspasar las paredes invisibles de nuestra zona de confort y abrirnos al mundo más allá de nosotros; sólo así podemos darnos cuenta de que todo está conectado, como si unos hilos sutiles unieran los acontecimientos que ocurren en uno u otro lugar, al punto de que las vidas de unos influyen en las de los otros, y ahora más que nunca es vital que podamos unirnos en aspectos esenciales para salir de esta situación de la mejor manera posible.

De una u otra forma, todos “batimos nuestras alas” cada día; por ello, es necesario pararse y reflexionar antes de actuar de manera impulsiva o movidos por las emociones, que siempre son fugaces. Quizás es conveniente preguntarnos ante una decisión que vamos a tomar, si sus efectos nos afectan sólo a nosotros o también pueden tener consecuencias sobre los demás. Hace unos meses, cuando el Ayuntamiento de Oviedo retiró la convocatoria de cooperación al desarrollo, el efecto mariposa de esta decisión llegó a lugares remotos, muy alejados de nuestra ciudad y de nuestro modelo de vida, pero, curiosamente y en muchos casos, profundamente vinculada a la estructura de nuestro modo de vivir, ya que éste se sustenta en los recursos y materias primas que extraemos de sus hábitats y ecosistemas. La decisión fue una torpeza, que surgió de la ignorancia, porque la persona responsable no habló con quienes trabajamos en este ámbito, para saber cómo se estaban desarrollando los proyectos y qué consecuencias podían derivarse de su interrupción; en todo caso, qué sufrimiento podía ocasionar a quienes se benefician de ellos, en muchos casos mujeres, niñas, niños y, como siempre, los más vulnerables, los olvidados y los que, según la consideración de algunos, no merecen nuestra atención cuando las cosas nos van mal por aquí.

El efecto mariposa es útil para desarrollar una conciencia más apta para el mundo global en el que todos estamos inmersos. Es importante actuar en nuestro entorno, pero con una proyección más amplia y con la consciencia de que nuestros actos promuevan efectos positivos para otros. Es necesario entrenar la atención y ejercitar la bondad, para que ésta sea el referente fundamental de lo que hacemos, decimos o expresamos, porque un pequeño acto de bondad puede transformar una realidad y una palabra amable, en el momento adecuado, puede cambiar la vida de una persona.

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