Una ampliación del baipás innecesaria

Me despierto creyendo haber tenido un mal sueño. Pero no, es cierto que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) ha aprobado el expediente de información pública de expropiaciones para mejorar la funcionalidad y seguridad vial de un tramo del baipás de València. Me horrorizo e indigno a partes iguales, ya que el presupuesto de la obra sobrepasa los 120 millones de euros. Se pretende construir dos calzadas laterales, una a cada lado del actual baipás, con tres carriles de circulación en cada sentido. Se trata de conectar los enlaces de la CV32, CV310 y CV35. La idea es separar el tráfico cotidiano, del de largo y medio recorrido. La longitud a ampliar de este tramo es de 11 kilómetros. ¡Por consiguiente, el ancho final pasa de los actuales 33,75 metros a 146!

El proyecto del Mitma indica (de manera técnica, fría y distante) que se tomarán las medidas necesarias para mejorar y minimizar los actuales impactos ambientales, así como los que puedan generarse. Pretenden evitar la contaminación acústica y lumínica, proteger la hidrología y calidad de las aguas, la vegetación, el paisaje, la fauna, y los espacios protegidos. Y cómo no, el patrimonio cultural, el mantenimiento de la permeabilidad territorial y la continuidad de los servicios existentes. El texto es un ‘copia-y-pega’ que utilizan en cualquier otra obra de carreteras, insultando así a la inteligencia. Pero esta obra provoca todos los impactos que pretende evitar.

La contaminación acústica y lumínica aumentará, tanto en la fase de la obra como con su puesta en servicio, por la mayor densidad de tráfico sobre un espacio más amplio. Con más superficie cubierta por asfalto y cemento habrá peor funcionamiento hidrológico y mayor pérdida de calidad de las aguas, por el arrastre de más partículas contaminantes emanadas por los tubos de escape. Difícil será proteger la vegetación si se la destruye con la ocupación de más espacio. Y el sufrido paisaje se degradará con este baipás ampliado con más cemento, más asfalto y más vehículos sobrepasando los 120 km/h. La fauna huye de estas infraestructuras ruidosas y artificiales, por lo que se encontrará con una barrera más insalvable. Y también las personas. Los terrenos y paisajes agrícolas que desaparecerán, poco importan. El patrimonio cultural se verá afectado en cada metro de tierra removido y el suelo perderá permeabilidad. Se creará una más ancha barrera física y psicológica irreparable para las personas y el medio ambiente, con pérdida de biodiversidad.

Ampliar con seis carriles más el baipás de València es invitar a la ciudadanía a que siga apostando, como si nada pasara, por la movilidad con vehículo a motor privado. Una pena, ya que el baipás tan sólo sufre un denso y peligroso tráfico en horas punta. ¿Es realmente necesaria esta ampliación en el siglo XXI? En el nuevo mundo que está alumbrando la pandemia, la globalización, tan necesitada hasta ahora de movilidades insostenibles, se cuestiona. Aumentan el trabajo y las reuniones de forma telemática. En algunos países se habla ya de taxis y transportes aéreos en áreas metropolitanas. Por no mencionar el modelo de París, donde su alcaldesa pretende que la mayor parte de la ciudadanía viva, se relacione, trabaje y estudie a no más de 15 minutos andando de casa.

¿Alternativas? Podría ejecutarse una red ciclo-peatonal metropolitana que conecte la ciudad de València con todos y cada uno de los pueblos y ciudades de l’Horta. Y todos ellos a su vez con los polígonos industriales, las grandes superficies comerciales, las estaciones de Metro y de Renfe, las playas, los cementerios, los hospitales... Con dicha red ciclo-peatonal metropolitana se podría invitar, sugerir y animar a los trabajadores y trabajadoras a que fueran a trabajar en bici. De este modo se contribuiría a descongestionar el baipás en horas punta. Con el coste de los 120 millones de euros se podría pensar en mejorar el transporte público (autobuses, Renfe, FGV).

Los intentos en estos tiempos de covid-19, de invitar a la ciudadanía a desplazarse al trabajo en bici o a pie por el área metropolitana no acaban de cuajar. Con razón, porque no se han ejecutado serios proyectos de carriles ciclo-peatonales que conecten todo con todo. Si se ejecutara la red metropolitana de carriles bicis, se animaría a muchos trabajadores y trabajadoras a hacer uso de la bicicleta. También se podría ofertar un título de transporte integrado como ya existe en muchas áreas metropolitanas de Europa, para viajar en Metro, Renfe, bus y tranvía. Además de bonos mensuales o anuales económicos que incentiven el uso del transporte público. Hay que exigir al Mitma que no invierta solo en carreteras. Que destine parte de ese dinero al transporte público de cercanías, carriles bus reservados, y aparcamientos disuasorios en los accesos a València.

No me cabe ninguna duda de que un gran porcentaje de usuarios del coche por motivos laborales pasaría a utilizar el transporte público, así como la bici, y más si es eléctrica por la facilidad que proporciona el pedaleo asistido. ¿Con ampliaciones como las del baipás, pretende el Estado español contribuir a mitigar los efectos del cambio climático y el estrés de la población? Por Dios, ya hay bastante cemento y alquitrán sobre el territorio sagrado de la comarca de l’Horta de València. ¡Queremos una red ciclo-peatonal seria para dejar los coches en el garaje e ir a trabajar en transporte público, en bici y a pie de manera segura y digna! Así que invito a la ciudadanía a iniciar un debate sobre la ampliación de los carriles del baipás. Señores del Mitma, permítannos pensar en un futuro con un tipo de movilidad sostenible y más humana. ¡Por favor!

Marcho a la cama. A ver si por la mañana, el ministerio se ha desdicho del proyecto del baipás. Cierro los ojos esperando que al despertar todo haya sido un mal sueño.