Un año. Solo un año de nuestras vidas. Pero el año más duro en lo colectivo. Ojalá algunas cosas no las hubiéramos aprendido. Por no tenerlas que haber vivido. Las lecciones todavía no han acabado.

Humildad: Nadie lo sabe todo. Nadie lo puede todo.

Los servidores públicos –en hospitales, residencias, cuerpos de seguridad o centros educativos– han arriesgado su vida por personas desconocidas. Esa entrega les honra en lo personal y enaltece nuestro modelo social.

¿Un pueblo meninfot? El falso cliché ha sido barrido por la realidad de lo que somos: un pueblo fuerte, inmensamente responsable y convencido.

Un logro ético: hemos sido capaces de sacrificarnos todos –y varias veces– sin hacer cuentas. Mirar por la salud de los demás.

La ciencia –vacuna real contra la crisis sanitaria y económica– debe ser considerada pilar fundamental de nuestro Estado de Bienestar como la sanidad, la educación, la dependencia o las pensiones. Porque nos está salvando. Urge un gran pacto de Estado por la ciencia. No olvidarlo en 2022.

Trincheras, crispación, ruido estéril: a nadie ayudan, de nada sirven. Los acuerdos son la argamasa necesaria en los momentos críticos. Y la sociedad valenciana ha estado a la altura, mucho más que en otros sitios. ‘Trellat’.

Tiempo de gestión. Gestión para conseguir y fabricar con celeridad material de protección sanitaria. Gestión para adoptar o relajar restricciones. Gestión para administrar las vacunas. Gestión para dar ayudas a los afectados. Gestión para captar al máximo los fondos europeos. Gestión para diseñar un nuevo modelo más justo y sostenible. ¿Qué aporta todo aquello que no aporta?

La sanidad pública tiene coste, pero no tiene precio». Cuánta razón llevaba Ernest Lluch. Será difícil que alguien vuelva a atreverse a aplicar recortes y debilitar la sanidad pública (lo habrá…).

No se habla suficiente de una víctima oculta de la pandemia: el neoliberalismo. Porque ha muerto. 2020 certifica el fracaso definitivo del modelo de Reagan, Thatcher y sus discípulos contemporáneos. El fracaso del individualismo, del egoísmo fiscal y de las insuficiencias públicas.

El ‘sálvese quien pueda’ no solo no es ético, carece de ningún sentido cuando el peligro es global. Lección para la emergencia climática: o nos salvamos todos juntos, o no hay salvación. Lo enseñó el poeta John Donne: «Nadie es una isla».

Riesgo: la epidemia sanitaria puede convertirse en una pandemia de desencanto. Está en juego la salud y la economía, pero también la convivencia y la solidez de las instituciones, garantes de la igualdad.

La falta de expectativas es un gran contagiador del populismo. Debemos evitar depresiones colectivas, regresar a la esperanza, generar nuevos ideales y volver a creer en esta década de oportunidades recién estrenada. Hay que encontrar, con Battiato, el alba en el atardecer.

Dice Woody Allen: «Da miedo pensar que hay tantas cosas fuera de nuestro control». Le dijo su padre a George Steiner: «Eso se llama Historia, y nunca debes tenerle miedo». Nos quedamos con Steiner. Y con Roosevelt: «No tener miedo al miedo».

Lo enseña Vuillard en sus novelas: la importancia decisiva de los anónimos. Lo hemos vivido ahora: tantos profesionales, en ocasiones infravalorados, que se han revelado esenciales. Que han evitado el colapso de la sociedad. ¿Quién puede mirar igual a una cajera de supermercado o a una limpiadora? Sus condiciones: eso es lo que debe revisarse.

Europa es la solución. Siempre. Antes, los americanos nos rescataban con el plan Marshall. Ahora, los europeos nos hemos rescatado a nosotros mismos con determinación. No ser indiferentes: esas tres palabras resumen la esencia del proyecto europeo.

España ha ensayado una nueva forma de gestión territorial: la cogobernanza como método y no como anécdota. Todo un camino por recorrer. Sin victimismos, sin partidismos, sin deslealtades. Con corresponsabilidad.

De esta crisis no vamos a salir ahorrando: keynesianismo inteligente. De esta crisis no saldremos precarizando el empleo: derechos laborales. De esta crisis no podemos salir ahondando la brecha de una generación de jóvenes tan golpeados por la anterior y seducidos por el nihilismo y la falta de perspectivas: alianza entre generaciones en la agenda inmediata.

Frente a los prejuicios trasnochados, muchos empresarios valencianos han puesto su producción al servicio del bien común.

No queremos volver a la vieja normalidad, debemos cambiar la normalidad. Insisto: normalidad mejorada. La vieja no servía. Como ha dicho Naomi Klein: ¿por qué volver a la crisis de antes de la crisis? Coincido con Antón Costas y su estrategia de las ‘tres r’: resistir, recuperarse, reinventarse.

Tantas muertes de personas mayores, tantos fallecimientos en residencias, nos invitan a hacer una reflexión conjunta y más humana sobre la vejez en nuestra sociedad. La tercera edad no es una edad de tercera.

Coraje, acuerdo, concordia y recuerdo. Las cuatro palabras provienen del latín ‘cor’, ‘cordis’: corazón. Las cuatro palabras son básicas para superar el virus, para transformar la Comunitat Valenciana y para honrar la memoria de esas vidas perdidas que ya anidan en nuestro corazón.