Hace unos días se presentó en València el acuerdo que hemos firmado distintos partidos políticos y organizaciones para instar a las Administraciones públicas a buscar una solución definitiva respecto a la reinhumación de las víctimas del franquismo de las fosas de Paterna. Esta iniciativa, posible por el trabajo de la Plataforma de Asociaciones de Familiares de las Fosas de Paterna y de la Coordinadora de Asociaciones por la Memoria Democrática del País Valenciano, trata de dar un paso más en la dignificación de los fusilados por el franquismo, y también impedir que la memoria de lo que sucedió la borre el paso del tiempo. Pero no hay que olvidar que, lamentablemente, es fruto también de las nefastas políticas de memoria llevadas a cabo, al menos hasta ahora, por el alcalde de Paterna y su gobierno municipal.

Desde el PCPV, como no podía ser de otra manera, nos hemos sumado a esta iniciativa para que cambien las cosas. No podemos olvidar que la mayor parte de las personas fusiladas en Paterna lo fueron por formar parte del Partido Comunista de España, y es necesario recordar también el trabajo incansable y anónimo de muchos y muchas simpatizantes y militantes comunistas en Paterna, a través del movimiento asociativo, desde el propio partido y desde las instituciones, para recuperar la memoria de los más de 2.000 fusilados allí por defender la legalidad republicana frente al fascismo.

Quiero recordar la labor de Leoncio Badía, el enterrador, y de su hija Maruja, por mantener la memoria de lo que vio y vivió su padre. La labor de Pedro Moral, de Domingo Rozalén, de Teodoro Viana, de Julián Fernández, de Lola Manjón, junto a muchos más Y la fundamental labor durante años del Ateneo Republicano de Paterna. O la de militantes de toda la vida como Miguel Colás, una de las personas imprescindibles para la recuperación de la memoria en Paterna y cuyo testimonio fue muy importante para la primera exhumación en Paterna hace ocho años. En definitiva, a toda esa gente que ha contribuido durante 80 años a mantener viva la llama de la memoria, con su trabajo fuera de cámara, sin recursos económicos, y sin más ayuda que su propio compromiso militante.

Toda esa gente inspiró a nuestro partido para que, incluso con el PP en el Gobierno, lográramos volver a izar la bandera republicana en un espacio público en Paterna, en abril de 2013, o para que en 2016 consiguiéramos que se diera en Paterna el nombre de la República a una plaza.

Afortunadamente, en los últimos años se han producido grandes avances para implicar a las instituciones en la salvaguarda de esa memoria. Ahora hay recursos, que no ha habido durante 80 años y, si hay voluntad, todo debe ser más fácil.

Sin duda queda mucho por hacer, y desde el Partit Comunista desde hace tiempo venimos haciendo una reflexión que entendemos decisiva. Se trata de la necesidad de que, tras cada exhumación, haya una garantía legal para que la memoria de esa persona fusilada nunca se pierda. De que, no solo los espacios comunes como el Memorial que se plantea, sino aquellas tumbas y nichos particulares donde las familias se lleven a sus seres queridos en los pueblos de toda España, se garantice que están protegidos a perpetuidad e indicada la razón por la que fueron asesinados.

Desde el PCPV creemos también que es necesario que las instituciones públicas homenajeen de manera oficial a los caídos por defender la legalidad democrática y republicana en este país. Por eso, el 1 de noviembre de 2018, tras un homenaje del Ejército a los caídos por España en el cementerio de Paterna, desde el PCPV no dudamos en cortar el paso a los oficiales militares para exigir que rindieran también homenaje a los caídos por la República. No lo logramos, pero esta debe ser también una exigencia a las instituciones y, en concreto, también al Ejército. Que rinda homenaje a los soldados republicanos que dieron su vida por la democracia.

Quizá lleguen tiempos más duros, donde nos sea más difícil destinar recursos públicos para proteger la memoria. Pero habrá cosas que se mantendrán, como el compromiso del Partido Comunista y de su militancia. Quienes hoy ostentamos cargos políticos o institucionales pasaremos. En unos años quizá nadie se acuerde de nuestros nombres. Pero debemos garantizar que nadie olvide los nombres de quienes murieron, y tampoco del papel que jugaron organizaciones como la que represento en la defensa la democracia, la libertad y la justicia social, es decir, de la República.