Advierte Milena Busquets -También esto pasará- que tras una desgracia familiar, el dolor y la pena pasan, pero también la euforia y la felicidad. Con la pandemia, en una sociedad arrasada por el dolor, señalado el límite del estado de alerta para el 9 de mayo, y tras el decreto del president de la Generalitat, con medidas hasta esa fecha, ¿Todo pasará?, se cuestiona Agustín Zaragozá en estas mismas páginas de Levante-EMV. Acaso qué quedará. Cuánto durará el desarraigo social. Nos encontramos con una sociedad que ha tenido que interrumpir necesariamente la vida con repercusiones económicas graves en el ámbito familiar, fallecimientos en situaciones límite y actitudes insolidarias en el entorno social.

Se confunde la situación individual con la realidad colectiva y se ignora la responsabilidad que a cada cual corresponde, abusando de situaciones de privilegio con argumentos relativos a su propia economía, que lleva al incumplimiento de las normas, con la celebración de fiestas de todo tipo con los más insolidarios motivos, o incluso con la anticipación indebida en la inoculación de las vacunas.

Lejos quedan ya los tiempos en los que la solidaridad alcanzaba a todos, la ejemplaridad se imponía, la integración social hermanaba, y formaba parte de una sociedad en la que todos eran bienvenidos, aún cuando fuera por razones de necesidad o conveniencia. Llegado el tiempo de la pandemia, y con ello de la crisis económica, los más débiles, entre ellos los inmigrantes, fueron ignorados, cuando no rechazados, sin saber dónde ubicarlos.

Dónde fueron aquellos nobles sentimientos, hoy silenciados con proclamas que rechazan al diferente, ignoran lo que nos une y destruyen aquello que compromete. Es tiempo de buscar el bienestar social. Es necesario que, cuando la tormenta pase, como apuntaba, Alexis Valdés en Esperanza, aprendamos lo que no aprendimos y seamos más generosos y comprometidos.

Desde la Fundación por la Justicia, con la colaboración de numerosas organizaciones no gubernamentales que trabajan en el ámbito de la cooperación, se realizó un ambicioso trabajo para contribuir en la detección y cobertura, en su caso, de las necesidades de todo tipo, económicas y sociales, sanitarias y educativas, que se derivan como consecuencia de la pandemia.

La tragedia alcanzó en primer lugar a los más vulnerables, a los más pobres, a los más ancianos, pero luego se fue extendiendo, alcanzando a todos. Con todos se cebó la pandemia. A quienes creían que no les alcanzaría también les tocó. Ni el dinero ni la juventud les protegió. Cómo ignorar sus problemas y la realidad que nos rodea. Cómo no reaccionar cuando la pandemia advierte que somos una familia global. Tiempo es que las medidas que se anuncian cubran realmente las necesidades de aquellos quienes las necesitan.