La Feria de Muestras de València, inaugurada el 10 de mayo de 1917, en la Estación del Norte de València, con José Grollo Chiarri como presidente, que lo era también de la Unión Gremial, como entidad organizadora, lo ha sido todo para la economía valenciana. En estos más de cien años ha sido promotora de iniciativas comerciales, lanzadera de sectores industriales, embrión de salones monográficos, puerta de salida a mercados exteriores, de entrada de iniciativas innovadoras, propulsora de sectores tecnológicos, e imagen de nuestra ciudad entre las grandes ciudades internacionales. La Feria de València, primera entre las españolas, fue fundadora, única entre las españolas, de la Unión de Ferias Internacionales (UFI), en 1925, y su labor, que adorna el desarrollo de València a lo largo de todo el siglo pasado, se encuentra hoy ante la tesitura de tener que reencontrarse a sí misma para el siglo XXI.

València ciudad es mucho más que su Feria, naturalmente, pero, durante años, a lo largo del siglo XX, València ha sido conocida, también, y especialmente, por su Feria. «Valencia, ciudad de Ferias», llegó a rezar un conocido eslogan de la época. Incluso el Valencia Club de Fútbol llegó a disputar -y a ganar, por dos veces consecutivas- la Copa de ciudades de Feria, antecedente de la UEFA, lo que reconoce la importancia de las ciudades que disponen de una Feria comercial de carácter internacional. La Feria, junto a la Universidad y el puerto, lo era todo para València. Con estos antecedentes. ¿Cuáles fueron ayer las razones del éxito del pasado y cuál la responsabilidad de la gestión del hoy?

La Feria cumplió un papel relevante en el devenir de la economía valenciana, y hay que resaltar la visión de quienes, en el año 1917, se adelantaron a su tiempo, previendo los efectos beneficiosos de la ubicación en València de la primera Feria de Muestras de España, que, más tarde, en 1922, se trasladaría al Llano del Real y desde 1969 a su ubicación actual, en Benimàmet, mediante concesión municipal que revertía inicialmente en el año 2017, en unas instalaciones que tuvieron la inspiración de Le Corbusier, donde las ediciones se fueron sucediendo, los salones se fueron convirtiendo en Ferias monográficas internacionales, y el Juguete competía con Nuremberg, el Mueble con Colonia, Textilhogar con Frankfurt, o Cevisama con Bolonia, situando a nuestra ciudad en el mapa de las importantes ciudades europeas, con destacada repercusión económica y social, y que hoy, trascurrida esa fecha, y ante las dificultades financieras por las que atraviesa, se encuentra cuestionando su futuro, su concepción y explotación.

Pero se trata aquí, ahora, no solo del reconocimiento de la labor de la Feria en el pasado, sino también de la necesidad de continuar disponiendo de un instrumento ágil y próximo, como la Feria, para el desarrollo de la política económica que la Generalitat impulsa, y que la conciliación entre la digitalización y la exposición impone. Solo con la perspectiva de la implicación de los sectores empresariales y sociales valencianos, a través de los Comités Organizadores de las diferentes Ferias monográficas, se puede lograr el dinamismo de los diferentes certámenes como agentes de desarrollo sectorial de toda de la economía valenciana, y española a nivel internacional. Los Comités Organizadores tuvieron un papel protagonista en la historia de la Feria de València, en el siglo XX, que hoy de nuevo debe recuperarse e impulsarse en el siglo XXI.