El contundente triunfo electoral del PP el pasado 4 de mayo requiere un análisis más sosegado de los que se vienen realizando en caliente y sobre todo conviene explicar las causas y motivaciones que han inducido a esta victoria. Por lo tanto, intentaremos dar respuesta en estas líneas a la victoria electoral del PP, aunque más bien habría que hablar de la victoria de Díaz Ayuso, porque como veremos, la campaña ha girado totalmente en base a la lideresa del PP.

Como afirma Zygmunt Bauman, autor entre otros de un libro titulado modernidad líquida, la sociedad se basa en el individualismo y se ha convertido en algo temporal e inestable que carece de aspectos sólidos. Todo lo que tenemos es cambiante y con fecha de caducidad.

Diversos estudios electorales realizados semanas antes de la cita nos pueden dar bastantes claves del voto expresado en la jornada electoral. Así, por ejemplo, si nos centramos en los dos estudios preelectorales realizados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), podemos encontrar bastantes respuestas a nuestras preguntas. En primer lugar, hay que aclarar que las dos encuestas del CIS se realizaron con bastante antelación a la jornada electoral (en la primera de ellas se realizó el trabajo de campo entre el 19 y el 28 de marzo con una muestra efectiva de 4.124 entrevistas y la segunda se realizó entre el 19 y 20 de abril con 2.304 encuestas).

La primera conclusión a la que podemos llegar es que el Partido Popular ha conseguido aglutinar todo el voto de derecha y extrema derecha en torno a su candidatura a través de una aplicación evidente de la denominada teoría de los marcos mentales de George Lakoff. Según este lingüista cognitivo, los marcos son estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo influyendo en nuestras percepciones y en nuestro razonamiento lógico incluso a la hora de decidir el voto. De esta forma, dado que hablamos de razonamientos que a veces no se sustentan en una base lógica, desmontar estos marcos es una tarea complicada.

En este sentido, el PP ha ido construyendo desde hace tiempo un relato (o marco mental) mediante el cual, la gestión de la crisis sanitaria, tenía un culpable de lo negativo (Pedro Sánchez y el gobierno de España) y una responsable de que en Madrid se pudiera vivir en libertad (Isabel Díaz Ayuso y el gobierno autonómico de Madrid) ¿O qué diferencia existe entre el «España nos roba» y «Pedro Sánchez y el gobierno de España no deja que los madrileños progresemos y podamos vivir en libertad»? Ninguna. O, ¿qué diferencia hay entre un mensaje positivo, universal, solidario como era «Agua para todos» y «Libertad», con toda la carga emocional y a la vez poco racional que representan?

Y ha sido Díaz Ayuso quien ha liderado estos mensajes. Una campaña personalista que como veremos a continuación estaba bien fundamentada para sus intereses electorales.

Solo así se explica que cuando se le pregunta a los entrevistados en la primera oleada del CIS por la valoración de la gestión de la pandemia que ha realizado y está realizando el actual gobierno de la Comunidad de Madrid, los resultados sean muy reveladores: En primer lugar, porque los votantes en las anteriores elecciones autonómicas de VOX, Ciudadanos y PP valoran bien o muy esta gestión, con un 83,1 % en el caso del PP, un 57,3 % entre los votantes de Ciudadanos y un 78,7 % entre los que manifiestan que votaron a VOX en las anteriores elecciones autonómicas. Pero quizá el dato más llamativo es que el 8,4 % de los que manifestaron votar al PSOE valoran ahora como muy buena o buena esta gestión. Y si añadimos a los que la valoran como regular llegamos al 25,7 % de los votantes socialistas. Es decir, 1 de cada 4 no valoraba mal o muy mal la gestión de la pandemia.

Un segundo dato que explica el comportamiento electoral es la valoración que han realizado los electores de los partidos de la derecha de la presidenta Díaz Ayuso. De esta forma, Díaz Ayuso consigue ser mejor valorada que Edmundo Bal por los que declaran haber votado a Ciudadanos (Ayuso consigue una valoración media de 6,7 puntos frente a los 5,6 de Bal). Lo mismo ocurre entre los votantes de VOX que le otorgan una valoración media a Rocío Monasterio de 8,1 puntos en una escala de 1 a 10 mientras que, a Díaz Ayuso, la valoración media es de 8,7 puntos.

Pocas veces hemos visto que un líder de otro partido consiga una mejor valoración de los partidos opositores. Solo el caso de Núñez Feijóo puede ser comparable.

Existen más variables que podríamos analizar para explicar el comportamiento electoral de una gran parte del electorado madrileño. Esperaremos en cualquier caso a los próximos estudios post electorales que se irán publicando, en los que con total seguridad se evidenciarán estos datos que hemos presentado aquí.