El conjunto de personas que habitan el planeta consumen de media al año los recursos naturales equivalentes a 1,6 planetas -en nuestro país la ratio es de 2,5 planetas-. En el Estado español el 27 de mayo alcanzamos lo que se conoce como «sobreexplotación», es decir, que en mayo ya hemos consumido los recursos que la Tierra es capaz de regenerar en un año. Una hipoteca que exige un cambio de modelo pero que obliga también a multiplicar los esfuerzos destinados a dar una salida responsable a todo aquello que consideramos agotado o inservible.

Hoy, Día Mundial del Reciclaje, señalamos cómo hemos pasado a desarrollar una planificación en materia de gestión de residuos integral y transversal. Con el objetivo prioritario de reducir el residuo, con la vista puesta en la meta europea que marca un máximo de desechos con destino a vertedero del 10% en el año 2035 y en incluir en el ciclo de gestión la transformación necesaria para convertir un residuo en un recurso.

Las nuevas estrategias de gestión de residuos se orientan no solo al qué queremos conseguir, sino también al cómo conseguirlo. Completan las tradicionales tres erres correspondientes con la jerarquía del residuo: reducir, reutilizar y reciclar, en ese orden, con otros conceptos que se plantean para alcanzar los objetivos: reparar para alargar la vida útil de los productos; recuperar para que un mismo recurso se reincorpore al círculo de la producción viviendo varias vidas; repensar y rediseñar para fabricar y consumir diferente y de manera circular; respetar, para integrar en toda la cadena los procesos de reducción y reutilización, para poner en valor e incorporar las iniciativas, ideas y proyectos de todo aquel que sume a estos objetivos comunes.

A estas anteriores, me gustaría añadir una más que tiene que ver con la gestión y su impacto en la circularidad: la recogida separada. La separación en origen optimiza los recursos y la eficiencia dedicada a la captación de los residuos en las plantas de tratamiento. Supone recortar por 4 las emisiones de CO2 vinculadas a la gestión, pero también regenerar y reaprovechar los materiales para reducir no solo los residuos sino también la explotación y consumo de materias primas.

Este tipo de recogida, además, obtiene resultados de crecimiento incluso en contextos complejos como el de la actual crisis sanitaria que ha traído consigo el cierre de los establecimientos de restauración y de grandes eventos. En este sentido, por ejemplo, el depósito de envases en el contenedor amarillo creció un 11,7% y el de cartón y papel en el azul un 2,3%, con respecto a 2019 en la Comunitat Valenciana. Además, la recogida separada en ecoparques de la Comunitat superó ya en 2020, la recogida separada de todos los envases+vidrio+cartón en la vía pública.

La separativa en origen es una estrategia de acción pero no la única. Recogida separada puerta a puerta, biorresiduos, ecoparques inteligentes, separación en origen, compostaje comunitario, sistemas de incentivo directo y retorno, incremento de la contenerización, nuevos sistemas de separación del aluminio y acero ligero, incorporación de la figura del educador ambiental asociada a la gestión local, recuperación del 100% del vidrio... Todas ellas son iniciativas en marcha de forma conjunta para dar un salto de calidad y cantidad en la Comunitat Valenciana.

Hoy por todo lo largo y ancho de la Comunitat Valenciana hay nuevos proyectos interesantes de reducción, reutilización o recogida separada puerta a puerta, por centenares. Tan sólo hace falta acompañamiento, y seguir y mejorar la coordinación entre las diferentes administraciones implicadas. Y en este camino, por ejemplo, las diputaciones provinciales de Castellón y Valencia han dado un paso al frente a través de sus nuevas redes de educadores ambientales locales, pioneras en España, al servicio de todos los municipios de su ámbito en su provincia. O como la diputación de Alicante con los proyectos de compostaje comunitario que es necesario extender. Con valentía, para abordar un aspecto en el que la UE está muy expectante: la evolución de las nR’s.

Estas actuaciones evidencian que, con toda seguridad, se sumarán nuevos servicios y sistemas, tal vez impensables hace 10 años en la Comunitat Valenciana. Pero necesarios tras la aprobación del paquete de medidas de la Unión Europea en 2018 y 2019 de Economía Circular. Y en este sentido, los primeros 44,5 millones de euros de fondos de reconstrucción de la UE que se han asignado a la Comunitat Valenciana, serán el primer aliciente. Y a buen seguro que llegarán más.

El rumbo es claro, las metas son posibles, el objetivo es común: hacer de todo residuo un recurso, capaz de multiplicar sus usos y de adoptar distintas versiones de sí mismo. El reciclaje, en definitiva, debe trasladarse al modo de consumir y producir para alcanzar el necesario cambio de modelo hacia la transición ecológica y la economía circular.