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Firmas y vacunas

No contento con los efectos de las firmas contra el Estatut, el PP vuelve a la calle con las mesas petitorias contra unos indultos que aún no se han producido

No contentos con el roto y el descosido que provocaron en la convivencia y el entendimiento de una sociedad plural como ellos no lo eran -ni son- con la recogida de firmas en el resto de España contra el Estatut de Catalunya, en el Partido Popular han decidido volver a las calles con las meses petitorias, esta vez contra unos indultos que ni siquiera se han producido todavía. Pero, por si acaso, como medida preventiva, Pablo Casado ya anunció ayer una nueva campaña no vaya a ser que Santiago Abascal se le adelante, como hizo ayer mismo con el respaldo a otra ‘foto de Colón’. Poco importa, a la vista queda, que el PP esté a punto de ser una fuerza residual o incluso extraparlamentaria en Cataluña, o que allí exista una amplísima mayoría social que apueste por el perdón a los condenados. Sin tener en cuenta, además los perversos efectos que esta estrategia pueda tener sobre una eventual reconciliación o acercamiento de posturas, no ya en el ámbito político o jurídico, sino incluso social.

Mientras tanto, la desastrosa estrategia de vacunación seguida por el Gobierno con AstraZeneca ha provocado una auténtica revuelta entre comunidades autónomas -no solo del PP- y científicos y expertos. Una estrategia, por otro lado, similar a la de otros países como Alemania o Francia. Con lo sencillo que habría sido cumplir con las indicaciones de la Agencia Europea del Medicamento, en lugar de optar por una política de la confusión sin fundamentos ni evidencias científicas de peso. A la hora de la verdad, solo se ha conseguido sembrar la confusión e incluso el miedo entre la población y dar armas para una nueva batalla política en un campo en el que nunca se debió dar pie a ello. Y todo sin que nadie haya asumido las responsabilidades por un error que el propio ministerio reconocía ayer que era gravísimo, aunque lo limitara a la comunicación. Pero me temo que no, que el error va mucho más allá de una mala comunicación y aún puede pasar factura sanitaria.  

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