Hoy por hoy, hablamos de startups y nos viene a la cabeza modernidad, innovación, tecnología, todo lo que mueve el ecosistema y que muestra la mejor cara de ese futuro anhelado de cómo van a ser las compañías del futuro. Ser un Masmovil, Holaluz, Flywire o un Glovo o un MrJeff (ponemos las que quieras) no se consigue de la noche a la mañana y porque sí; su éxito es fruto de mucho trabajo, esfuerzo y grandes talentos entregados al 200%; pero no olvidemos que a la sombra de este éxito se esconde un impulsor clave: el venture capital, esos inversores que apuestan en fases iniciales.

Ese venture capital, de forma invisible (la gran mayoría de los ciudadanos no pueden nombrar ninguno) entra en las compañías aportándoles oxígeno y energía en forma de capital, además de conocimiento y acceso a una red de contactos que hace un poco menos difícil el camino a los intrépidos emprendedores. El venture capital va a suponer una ventana abierta a relaciones, contactos, visión de negocio…que agrega una velocidad adicional a la ya acelerada vida por crecer y perseverar de las startups . El win-win es claro. La velocidad es clave, y la única ventaja de las startups frente al orden establecido. Han de llegar al mercado y crecer antes que los competidores tradicionales alcancen e incorporen su innovación.

Pero prueba de todo esto es (según fuentes como Harvard, Dealroom, Statista, CB Insights) que entre 1990 y 2020 el 50 % de las compañías que salieron a bolsa habían sido respaldadas por firmas de VC. Estas empresas tecnológicas respaldadas por VC continúan escalando a niveles cada vez mayores. El venture capital no solo es quién proporciona capital, sino que se ha convertido en un agente en la sombra imprescindible para la mejora de toda la sociedad.

En este sentido la tendencia y el impacto se consolida, los ecosistemas de inversión y de startups siguen creciendo en medio mundo, y estamos ante la oportunidad de beneficiarnos todos de todo lo que conlleva este crecimiento. Muchos países están impulsando el venture como motor de competitividad y trabajo. Quien sabe, nuestros hijos, es probable que lleguen a ser trabajadores de estas startups que hoy han sido impulsadas por un venture capital; o porque no, quizá nuestros hijos lleguen a ser los CEO de estas brillantes compañías.