El impacto ambiental y la sostenibilidad energética centran también la atención de las smart cities. Se prevé que los residuos urbanos aumentarán un 70 % hasta 2050, alcanzando los 3.400 millones de toneladas, planteando todo un reto en términos de economía circular. España, por ejemplo, deposita en vertedero alrededor de un 54 % de los residuos generados, muy por encima del 6,9 % de Bélgica, el 14,2 % de Italia o el 18,1 % de Alemania. El objetivo marcado por la UE para 2035 es del 10 %.

En el apartado de la energía, una de las principales carencias es la sostenibilidad en los edificios, responsables del 40 % del consumo en la UE. La digitalización y la analítica avanzada en domótica e inmótica son clave para la transición ecológica, y están recogidas en nuestro Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030. Este plan plantea mejorar la eficiencia energética en 1,2 millones de viviendas y renovar el 3 % de la edificación de las AAPP, con ahorros estimados hasta 7.000 millones de euros anuales.

Uno de los exponentes de innovación en la gestión de residuos urbanos es la empresa de automatización inteligente AMP Robotics, que se apoya en tecnología robótica y visión artificial para identificar materiales con una precisión del 99 %. La empresa ha llevado a cabo una experiencia piloto en 250 viviendas en Toronto para proporcionar a los residentes información sobre sus hábitos de reciclaje y ayudar a mejorarlos. Una solución interesante para la mejora de la gestión energética de los edificios es «Mesa» (Sidewalk Labs, innovación urbana de Google), un set autoinstalable de múltiples sensores conectados («internet de las cosas») que monitorizan y controlan dinámicamente los espacios, optimizando el consumo de energía (hasta un 20%) y mejorando el confort.

En el terreno de la inteligencia ambiental, la startup valenciana Green Urban Data genera recomendaciones de movilidad saludable a partir de indicadores clave como la temperatura por barrios, la concentración de alérgenos, la contaminación acústica o las zonas de sombra. El gasto global en desarrollo de ciudades inteligentes pasará de 608.000 millones de dólares en 2019 a más de 1,1 billones de dólares en 2025. Oslo destaca como una de las ciudades más inteligentes para vivir, considerando factores como la movilidad, los estacionamientos inteligentes y las tasas de reciclaje, al tiempo que mejora el nivel de vida de sus habitantes.