Los concursos de belleza han sido, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, un excelente trampolín para alcanzar otros universos artísticos y profesionales, véase el cine, la moda, la televisión, etcétera. De estos concursos saltaron nombres como Sophia Loren, Lucia Bosé, Gina Lollobrigida... No sé si a la ahora caída en desgracia María Dolores de Cospedal -en otro tiempo política poderosa del Partido Popular- el haber ostentado el título de Miss Feria Albacete le ayudó para iniciar la carrera política que la llevó hasta el Ministerio de Defensa, la secretaría general del partido y la presidencia de Castilla-La Mancha. Tampoco sé si este título, Miss Feria Albacete, sigue en vigor, aunque presumo que dado su olor a naftalina habrá cambiado o desaparecido sin ninguna compasión ni operación ‘vintage’.

Nuestra ex Miss Feria de Albacete, como otros politicos populares, se encuentra bajo la sombra de un pasado próximo y sospechoso, imputada por cohecho y malversación, si no me equivoco. Dicen los analistas de la cosa política que a pesar de esta oleada de imputaciones y casos de corrupción sobre el partido de la exgaviota voladora, esto no le pasa factura y su asalto al poder cada vez más se va perfilando. No entraré en valoraciones y pronósticos electorales, que nunca he tenido mucha suerte con la bola de cristal. Prefiero, de momento, fijarme en otras realidades más próximas. Por ejemplo, los aniversarios, a la vista de su uso y disfrute por parte de nuestros políticos e instituciones. Leo y me llega información de la celebración del centenario del homenaje que le rindió en su día el ‘cap i casal’ a Blasco Ibáñez; por cierto, felicidades por el excelente cartel recuperando una antigua caricatura del político y escritor realizada por Vicente Abad en el diario ‘El Pueblo’ en 1921. Hace ya un tiempo, el MuVim acogió una rimbombante exposición del político republicano y escritor de éxito que vivió sus últimos días retirado en la Costa Azul. Veo también que nuestro Palau de la Música ha celebrado el 125 aniversario del nacimiento del pianista José Iturbi, que triunfó en los años cuarenta en aquel Hollywood de los musicales en technicolor. Por otro lado, nos encontramos en plena celebración del Año Berlanguiano con la recuperación restaurada de esa joya y crónica despiadada del franquismo que es y será ‘La escopeta nacional’, de la que por cierto se podría hacer un remake, esta vez- estoy seguro que no desentonarían nada- con politicos como José María Aznar, Santiago Abascal, Esperanza Aguirre, empresarios y ejecutivos de la cosa deportiva como Florentino Pérez o Paco Roig, o hasta un Marcos de Quinto ahora que ha abandonado la aventura ‘ciudadana’ y ha vuelto al mundo empresarial. En el papel de Bárbara Rey, pero en versión masculina, podría estar Bertín Osborne. Y completando el reparto y figuras cómicas, Arévalo, Josema Yuste y Celia Villalobos. Como presentación cinematográfica, eso que los americanos etiquetan como ‘introducing’, la que fuera hasta ayer joven promesa y hoy emperatriz de Chamberí, Isabel Díaz Ayuso.

Si a los centenarios y conmemoraciones añadimos los ‘revivals’ periódicos dedicados a Joaquín Sorolla, el mapa conmemorativo municipal y autonómico, diría, sin miedo a equivocarme, que no ha variado mucho de cuando nuestras instituciones estaban en manos de la derecha. Es por eso por lo que a la vista de este gusto por la cosa conmemorativa me gustaría colaborar con algunas propuestas de cara a futuras celebraciones. Por ejemplo, celebrar el aniversario del estreno de ‘La maredueta’ por Conchita Piquer o de la paella más grande de la historia, ahora que se cumplen veinte años de su entrada en el libro Guinness de los récords por obra y gracia del cocinero Antonio Galbis. Creo que ambas celebraciones contarían con el beneplácito de nuestras autoridades y políticos de todos los signos. También, ahora que se necesita reflotar la partida turística después de la pandemia, se podría conmemorar la construcción del primer rascacielos en la ciudad de Benidorm o la construcción del primer tramo de la autopista AP7. Por celebraciones que no quede. Por cierto, el año que viene celebraremos el centenario del nacimiento de Joan Fuster (Sueca, 1922); me parece que la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) ya ha puesto en marcha algunas iniciativas. Supongo que la celebración contará con la suma de otras instituciones y por supuesto, faltaría más, con la burrera negacionista de nuestra derecha y toda su paleta de colores, moderada, media, extrema, extremísima.