España y la Comunitat Valenciana tienen un serio problema: la ausencia de compromiso político con el desarrollo económico y social del país y nuestra región y falta de visión estratégica de nuestros gobernantes. Lo que, desgraciadamente, se ha venido dando, tanto a nivel nacional como autonómico, en los últimos veinte años e independientemente de los partidos que estén en el gobierno. Lo que permite entender los escasos avances en cuestiones fundamentales para nuestro futuro y la necesidad, tantas veces reclamada, del desarrollo de una sociedad civil activa y reivindicativa, que establezca las bases de una estrategia de desarrollo.

En una situación tan dramática como la actual, no solo por la pandemia sino por la necesidad de salir reforzados del actual estado de postración de nuestra economía y sociedad, carecer de una estrategia seria, bien comunicada y económica, social y políticamente articulada, constituye un grave riesgo al que se enfrenta un país necesitado de grandes cambios de su modelo económico, como ocurre en España.

El más claro exponente de esta lamentable situación es la desidia con la que se está gestionando el desarrollo del corredor mediterráneo, un instrumento fundamental para reforzar la posición competitiva de nuestra economía en el contexto internacional, impulsando la diversificación del modelo productivo, elevando la productividad, estimulando la calidad del producto y la capacidad innovadora, contribuyendo decisivamente al desarrollo sostenible.

Recientemente, el ministro valenciano de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana del Gobierno de España, José Luis Ábalos, se felicitaba en un acto público en Extremadura de que esta sería la primera comunidad en España que tendría, en breve, conectadas sus principales ciudades por alta velocidad, después de Cataluña.

Hay que felicitar a los extremeños por este hecho, y al presidente Guillermo Fernandez Vara por su exitosa labor en conseguirlo. Pero resulta curioso que la Comunitat Valenciana aún esté lejos de tener conectadas en alta velocidad sus tres capitales de provincia, hito estratégico para vertebrar eficaz y competitivamente nuestra Comunitat, debido a unos escasos km en el nudo de la Encina, que según parece presentan problemas logísticos de tal envergadura que el ministerio se ha sentido incapaz de resolver, por lo menos en los últimos cinco años.

Y mientras tanto, el corredor mediterráneo sigue durmiendo el sueño de los justos casi quince años y posponiendo fechas en la ejecución sistemática de la doble plataforma en ancho internacional para el tráfico de mercancías y pasajeros entre Tarragona y Algeciras. Lo que no solo constituye un acto de discriminación territorial flagrante del Gobierno de España, sino un olvido de la trascendencia que, para la competitividad económica y el desarrollo sostenible del país como un todo, tiene el corredor, al ser el arco mediterráneo español la principal base exportadora y turística de España.

Como la propia realidad política del país pone de relieve, y los ejemplos de ello son abundantes, nuestros gobernantes se mueven por intereses propios y los de aquellos que necesitan para sostenerse en el poder.

De ahí que resulte curioso que estando el gobierno del Pacto del Botànic compuesto por los dos partidos que constituyen el gobierno de España, PSOE y Unidas Podemos y otro, Compromís, que apoya a dicha coalición de Gobierno en Madrid, que deberían entender el papel estratégico del corredor mediterráneo y la necesidad de su pronta ejecución, tanto para el desarrollo de España como de la Comunitat Valenciana, el Gobierno de España sea tan poco sensible a este proyecto.

Esto obliga a preguntarse por el papel que están cumpliendo los responsables públicos y partidos políticos autonómicos en este trascendental problema.

La triste realidad es que cuando gobernaba en España el Partido Popular, poco hizo el PPCV para convencer al gobierno central del papel estratégico del Corredor. Ahora que gobiernan PSOE y Unidas Podemos en Madrid, con el apoyo de Compromís, ni unos ni otros, ni en la ComunitatValenciana, ni en Madrid se ocupan de una cuestión tan importante para el futuro de nuestra sociedad, empleando sus cartas en otros menesteres, como es el entorpecimiento del tan necesario desarrollo del puerto de València que, junto con el corredor, permitiría dar un serio impulso a la competitividad y transformación del tejido productivo nacional y al desarrollo de la Comunitat Valenciana.

Una vez más se pone de manifiesto que solo el desarrollo de la sociedad civil y una presencia más activa de ésta para que se exigir que se cumplan los grandes retos y proyectos que como país tenemos, puede permitir construir un futuro más prometedor. Tanto España como la Comunitat Valenciana están necesitadas de esta fuerza que obligue a nuestros políticos, tanto autonómicos como nacionales, a ponerse las pilas y trabajar seriamente por un futuro mejor para todos los españoles.