Tal Ben-Shahar es un prestigioso doctor en psicología y filosofía por la Universidad de Harvard. Además de su importante labor como docente, lleva años analizando aquellos factores que pueden contribuir a una vida más feliz. Una de sus premisas principales de cara a abordar nuestra vida con mayor felicidad reside en la práctica habitual de la actividad física.

Son ya muy numerosos los estudios que vinculan la actividad física y los hábitos saludables de vida a una mejora de nuestra salud mental. Un reciente estudio de las universidades de Yale y Oxford apunta directamente a esta línea. Sobre estas premisas decidimos en la Fundación Asindown, hace ya dos años, incorporar la actividad física, la práctica deportiva y los hábitos saludables como eje central de nuestra atención a las personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual que forman parte de nuestra entidad. Durante el último año, y tras haber introducido de forma transversal la actividad física en todos los programas formativos para el empleo, los programas de envejecimiento activo y los programas ocupacionales, analizamos y estudiamos los efectos que tenían en las capacidades físicas, motoras, cognitivas y en el estado emocional de nuestros usuarios y usuarias. Así, hemos podido hacer un seguimiento a través de un proyecto piloto con los programas de adultos de la entidad para poder plantear las mejoras necesarias sobre los parámetros que han valorado los resultados de la actividad física en el rendimiento laboral, atención, adaptación a la formación, estado de salud, etcétera.

De esta forma, hemos podido comprobar que la actividad física repercute en una mejora sustancial de todos los aspectos sociales, psicológicos, cognitivos y físicos de cada persona. Pero, además, los profesionales de la Fundación Asindown entendemos que constituye un elemento de enseñanza en valores trasladables al resto de entornos sociales: el trabajo en equipo, el esfuerzo, la capacidad de superación, el respeto, la tolerancia, el compañerismo y un largo etcétera.

Fui deportista profesional durante muchos años. Pero, sin duda, el condicionante que determinó mi forma de entender las relaciones humanas no fue mi dedicación profesional al deporte, sino haber integrado en mi forma de vida hábitos saludables que el deporte me llevó a implementar y que ha repercutido de forma totalmente directa en mi salud física y mental, en saber sobrellevar situaciones complejas, afrontar problemas con mejor actitud y perspectiva, y encontrar esa herramienta para evadirme y desconectar.

El deporte es una actividad universal con la enorme capacidad de adaptarse a las distintas necesidades y constituye un motor de inclusión social perfecto. Los efectos positivos sobre la autoestima y el autoconcepto de cada persona juegan un papel clave en cada uno de nosotros,pero quizá con mayor relevancia cabe reforzarlo en aquellas personas que se enfrentan cada día a barreras que superar, y nuestros deportistas con discapacidad intelectual aprenden a rebasarlas en su día a día.

El deporte y los hábitos saludables no son, por tanto, un fin en sí mismo; son la herramienta que puede acercar a la mayoría de nosotros y nosotras a tener un mejor proyecto de vida y, en definitiva, a ser más felices. Al final, la vida se trata en gran parte de eso.

Decía Michael Jordan que «los obstáculos no tienen que frenarte. Si te encuentras con una pared, no das la vuelta y abandonas. Encuentras la manera de subir a ella, pasar a través de ella o rodearla». De subir, atravesar y rodear paredes y barreras saben mucho nuestros usuarios. Hagamos que la actividad física y el deporte derribe unas cuantas.