La conferencia que impartió el ‘president’ Ximo Puig el pasado miércoles 21 de julio en Madrid ha dado para mucho, tanto que ha sido objeto de todo tipo de análisis, opiniones y discusiones acaloradas.

Por supuesto que ha abierto un frente en cuanto a la tesis de la necesaria descentralización administrativa por parte del Estado y sus empresas públicas hacia la periferia y todo lo que ello conlleva. Lo que debería ser una apuesta política normal, se ha convertido en temor a la pérdida de privilegios de algunos empresarios, y protegidos de opinadores, de la Villa y Corte, en una especie de campaña de descalificación contra todo lo que signifique cambios en el estatus actual, esforzándose en el mantenimiento de los privilegios financieros y económicos que otorga la capitalidad. Es evidente la necesidad de voces que pongan encima del tablero la realidad de la situación, que no es otra que el mantenimiento de un ‘paradigma de paraíso fiscal’ que se aproveche del efecto capitalidad en perjuicio de todos los demás territorios que conforman España.

Desde la Comunitat Valenciana no podemos sino compartir las distintas propuestas del ‘president’ Puig, las cuales van encaminadas a reivindicar una mejora de la financiación autonómica y un proceso de descentralización acorde con la propuesta federalista defendida desde la socialdemocracia española y como decía el ‘president’, «sin querellas».

Ya nadie pone en duda que la Comunitat Valenciana es la peor financiada por parte del Estado y que el actual sistema de financiación, que está caducado, no sirve para afrontar los retos y necesidades de presente y futuro de nuestra comunidad, y que es necesario actualizarlo y hacerlo más justo y equitativo, tarea en la que se encuentra la mayoría de la sociedad valenciana como bien se ha demostrado de forma reiterada.

La novedad radica en la propuesta de la descentralización del Estado en las comunidades autónomas, proceso mediante el cual la riqueza que genera la presencia de la Administración y sus entes se distribuiría de forma más justa y equitativa. Esta propuesta genera más discusión y levanta ampollas por lo que significa de avance federalista y de pérdida de privilegios del que ya los tiene.

A mi entender, es normal que a la derecha de Madrid le moleste esta discusión, pero lo que es difícil de explicar es que la derecha valenciana se posicione a favor de mantener privilegios para los madrileños en perjuicio de los derechos de los valencianos. Una vez más, y van muchas, la derecha centralista se aprovecha de la incoherencia de sus homólogos valencianos.

Por todo ello, considero un gran acierto y una necesidad abrir debates respecto de temas que beneficien a la inmensa mayoría de los valencianos, que profundicen en nuestro autogobierno y que supongan una discusión abierta y cruda sobre realidades que algunos consideran inamovibles y ganadas por derecho de pernada.