La Comisión Europea está firmemente convencida de que el crecimiento económico tal como lo conocemos, sin freno alguno, puede estar acumulando la fuerza exterminadora del meteorito que acabó con los dinosaurios. En consecuencia, busca sustituirlo con otro modelo económico descarbonizado; de ahí sus decisiones en el paquete ‘Fit for 55’, al que en pocos meses se añadirán disposiciones tecnológicas y organizativas, con grandes impactos sobre el empleo.

El equilibrio ecológico y la justicia social son caras de la misma moneda para avanzar, entre hoy y 2030, cuando deberemos rebajar las emisiones al 55 % de las registradas en 1990. Enfrentamos decisiones políticas respaldadas por una sólida mayoría democrática entre las poblaciones europeas, que son las verdaderas protagonistas para alcanzar la neutralidad climática en 2050. La justicia social es el otro pilar para realizar el cambio, y este concepto no tiene nada de abstracto, sino que se traduce en hogar, calor, comida, vestido, garantía de protección en caso de enfermedad, infortunio o vejez y certeza de disfrutar de enseñanza, cultura y ocio. Para la gran mayoría, eso depende de tener un empleo digno. En este sentido ya hay informes relevantes como el de Bloomberg que consideran el objetivo de la neutralidad climática irreversible para el 2050, y ofrecen en la búsqueda de un equilibrio entre las viejas inversiones en fósiles y las nuevas en renovables, un triple escenario- verde, gris y rojo- donde el ‘mix’ energético promedio incorporaría renovables, hidrógeno, gas y carbón (donde China está presente y hoy lo estaría Alemania) y nuclear, asegurando la neutralidad climática, con el sacrificio del petróleo y la potenciación de sumideros de CO2.

Otros, como Roy Morrison, se centran en la defensa de la neutralidad climática y la economía de mercado, preconizando un crecimiento económico ecológico, un aparente oxímoron que resuelve con brillantez creando un nuevo patrón monetario denominando Crédito Sostenible, instrumento para monetizar las toneladas de CO2 y, así, cambiar el modelo capitalista actual, conservando la lógica del mercado. Junto a ello preconiza una verdadera revolución fiscal, penalizando el daño medioambiental y premiando la valorización del ciclo de vida. Morrison plantea sacar de los muros de la OIT los derechos laborales, la lucha por los salarios dignos y la protección social para todos los habitantes del planeta, para convertirlos, junto a la ecología en la prioridad, de forma tal que se le devuelva la integridad al planeta y se garantice la dignidad del trabajo con derechos.

Estas propuestas no solo dan alternativas energéticas para la neutralidad climática, sino que se anticipan al conflicto y aportan fórmulas que puedan resolverlo. El ultimo exponente de que el capitalismo financiero ya está en mentalidad inversora climática, lo da Larry Fink (jefe ejecutivo de BlackRock, el fondo mas poderosos del mundo con 9 billones de dólares) con quien se entrevistó nuestro presidente del Gobierno, que emplaza al Banco Mundial y al FMI a reorientar sus estrategias para proteger las inversiones a favor de la neutralidad climática.

La importancia de las decisiones de la Comisión frente al cambio climático reside en abrir un gran espacio para el compromiso político, en el que se pueda trabajar con el centroderecha y con los empresarios que reconocen los peligros planetarios que plantea el cambio climático. En materia de vivienda, energía y movilidad, los fondos europeos y los planes nacionales de recuperación requerirán amplias alianzas para recopilar la experiencia necesaria para impulsar el cambio. Esto distribuiría nuevos puestos de trabajo en todas las regiones, crearía economías locales resistentes y desarrollaría la capacidad de innovación a largo plazo.

Existe la ansiedad de que la era de la recuperación sea limitada y venga seguida de una austeridad renovada. Es demasiado pronto para juzgar y queda por lograr un realineamiento político a más largo plazo. El conservadurismo perdurable del candidato democristiano a la cancillería alemana, Armin Laschet, puede contrastarse con la reciente aparición del primer ministro griego de centroderecha, Kyriakos Mitsotakis y de su homólogo socialista español, Pedro Sánchez. El éxito de ‘Fit for 55’ podría impulsar a la UE hacia una ruptura más pronunciada con el neoliberalismo y a una mayor integración fiscal.

Los progresistas necesitan contrarrestar el purismo y el derrotismo y quizás harían mejor en combinar su «pesimismo de la inteligencia» con su «optimismo de la voluntad». Y eso puede empezar por reflexiones como la de Manolo Mata, síndico socialista en Les Corts, que, en su entrevista del día 25 en Levante-EMV estuvo certero: «Vivimos en una eterna contradicción. Los mismos que van una mañana a cerrar Cofrentes se van a la otra a decir que las placas solares afean el paisaje».

Estamos en momentos en los que analizar el clima en términos de buenos y malos no sirve, más bien retrasa cualquier decisión valiente