Les recordaría a algunos políticos y entidades valencianos que con loable pensamiento proteccionista del entorno natural ven demonios por doquier, que apoyen soluciones que van a beneficiar más que perjudicar al medio ambiente valenciano y ayudarán a mejorar la economía de esta comunidad.

A las protestas por la ampliación del puerto -cuyos espigones ya se construyeron hace más de diez años y ahora se les quiere dar utilidad rellenando su interior para tener más superficie para el trasiego de mercancías- hay que añadir quienes están en contra de la ampliación de capacidad del sobrecargado baipás de València, por el que pasan diariamente unos 25.000 camiones, la cuarta parte de los vehículos que circulan. A estos conciudadanos habría que recordarles que los vehículos cuya circulación se ve dificultada inciden en dos apartados negativos: consumen más carburante, contaminando más que si van con marchas largas y el motor desahogado, y disminuyen la rentabilidad del trabajo y la competitividad.

No protesten, porque ya se encargan de intentar torpedearnos, en beneficio de ellos, al norte y al oeste, al ponernos zancadillas o acusarnos de maltrato dialéctico. En julio, el eurodiputado de ERC Jordi Solé dijo que no hacía falta la ampliación del puerto de València, obviando egoístamente que vamos atrasados en inversiones más que el de Barcelona, como ya expuse en este diario el día 2 de ese mes.

Lo anterior por el norte, mientras que por el oeste nos endosan todo tipo de improperios, porque el Gobierno valenciano ha protestado por la forma de actuar en la Comunidad de Madrid, beneficiando a ricos y captando a muchos miles de contribuyentes de rentas altas de otras regiones de España. Forma de actuar que comenzaron en el 2011 con el impuesto de Patrimonio y continuaron, ampliando grandemente el ámbito fiscal, los gobiernos siguiente y actual.

Pese a ello, aquí hay quienes les apoyan, alabando su forma de actuar, y critican con dureza la actuación del Gobierno valenciano contra el de Madrid, aunque le apoyan en la petición al Gobierno central de mejor financiación. Les parece muy bien que allí cobren menos impuestos, principalmente a rentas altas, ya que se apoyan en otras percepciones favorecidas por su capitalidad. Alabanza a una autonomía que a pesar de lo antedicho se endeuda anualmente con varios miles de millones de euros. A recordar que como pago estilo alemán de deudas por obras, el Consell dijo años atrás que para pagarlas tenía hipotecado un elevado porcentaje del presupuesto de infraestructuras hasta el año 2023.

Tanto al norte como al oeste no les gusta que el Gobierno valenciano proteste.