El verano es un tiempo perfecto para disfrutar del séptimo arte en compañía de la familia o de los amigos. En la Comunitat Valenciana existen muchos cines de verano en los que se puede gozar de la magia del celuloide. Tengo la suerte de vivir en L’Eliana, donde el cine veraniego lleva cuarenta y cinco años acercando a los vecinos las mejores películas del año. Desde que era pequeño ha sido todo un ritual acudir con la cena de sobaquillo, el refresco y en el intermedio de la película tomar un helado. Resulta especialmente agradable ver a la fresca un filme bajo un cielo estrellado, con la Luna de compañera. Recientemente, en una de las noches en las que acudí al cine, en el parque contiguo, un grupo de jóvenes realizaba botellón mientras los espectadores asistíamos a la proyección. Mucho mejor hubiera sido que estos chavales supieran disfrutar de la película. Si no queremos botellones, fomentemos seriamente la cultura y el deporte entre la juventud. El entusiasmo por el cine no se consigue de la noche a la mañana, debe contagiarse poco a poco desde la infancia.

En las carteleras de los cines de verano podemos encontrar largometrajes como ‘El padre’, protagonizado por Anthony Hopkins, quien interpreta a un hombre de ochenta años que pretende seguir viviendo independiente, pero cuya vida sufre los deterioros de la demencia. Existen momentos en los que el propio espectador duda de lo que es realidad o lo que vive la mente del protagonista. Otra buena película es ‘The Mauritanian’, en la que Jodie Foster interpreta a una abogada que defiende a un hombre inocente que estuvo recluido durante diecisiete años en Guantánamo. La humanidad del preso destaca sobre aspectos más morbosos. ‘La boda de Rosa’, película valenciana dirigida por Icíar Bollaín e interpretada por Candela Peña y un buen grupo de actores valencianos, nos cuenta la historia de Rosa, que a sus cuarenta y cinco años rompe con todo y quiere ser la protagonista de su vida casándose consigo misma. La película es especialmente atractiva por estar rodada en nuestra comunidad y por los diálogos en valenciano.

Es de alabar que la Conselleria d’Educació, Cultura i Esports haya promovido este verano el cine en nuestros pueblos a través del proyecto Pobles de Cinema. En Ademuz, Benasal o Altura, entre otras muchas poblaciones, se están proyectando producciones valencianas y algunas obras clásicas de Luis García Berlanga como ‘Bienvenido Mister Marshall’, ‘El verdugo’, ‘Patrimonio nacional’ o ‘Todos a la cárcel’. Esperemos que ideas como ésta vayan tomando fuerza. No estaría mal un plan serio de promoción del cine en las escuelas.

El cine es cultura popular, arte y espectáculo. Las películas contribuyen a aumentar nuestro bagaje cultural. Visionando cine y analizándolo aprendemos de los demás. Sería muy positivo fomentar entre la juventud la asistencia al cine de pantalla grande, que nada tiene que ver con la visión en pantallas reducidas. Muchos jóvenes carecen de cultura cinematográfica, apenas han visto películas en blanco y negro. Por desgracia, un alto porcentaje de ellos ha dejado de acudir a las salas de cine. Ven las películas mientras se están comunicando con el móvil, sin la atención suficiente para observar los matices enriquecedores. Analizar un largometraje requiere atención, una de las carencias más importantes de nuestros chavales. En el cine podemos disfrutar de la interpretación de los actores y actrices, de la fotografía, de la música, de los distintos planos o de los movimientos de la cámara. No debemos quedarnos con la superficialidad. Dejemos que el buen cine ocupe un lugar importante en nuestro tiempo de ocio.