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Carol Álvarez

Esparta es septiembre

Cuando Frank Miller recreó la historia de los 300 legendarios espartanos que protegieron con su vida el paso de las Termópilas ante un invasor mucho más numeroso, dio el primer paso para llevar a la cultura popular un mito cuyos ecos habían quedado reducidos al mundo erudito del siglo XX. El cine dio el empujón definitivo a todo un modelo de actuar con  la película '300' y la imperecedera expresión Esto es Esparta, un feliz recordatorio más de por qué debemos amar la cultura aunque las vivencias espartanas nos parezcan un horror.

A septiembre nos enfrentamos apretando los dientes, con la añoranza de semanas se diría que en otra piel, interpretando un rol de la vida con unos horarios, comidas, ocio, y relaciones en mayor o menor medida distintas a las que frecuentamos el resto del año.

Vuelta al gel hidroalcohólico. La pandemia le ha dado tintes más épicos a la vuelta a la oficina, al trabajo. Es un regreso por un desfiladero lleno de incógnitas metalaborales, con gel hidroalcohólico en las mesas y mascarillas habituales. Con menos miedo, pero con inquietud. El teletrabajo que se extendió en las empresas empieza a recular, a medida que se revaloriza el flow del contacto personal, la piel. También los apegos. Querer a tu gente se extiende más allá de familia y amigos cuando pasas agonías y horas con compañeros que se han hecho tu tribu. Sobre todo si se mueven a dos metros de ti.

La tribu. No tienes que conocer sus vidas. Puedes saber solo que fuman mucho, que saben preparar una michelada o son fans de la Tierra Media y de Tintín. Que cayeron en las redes de los plant friendly o que planean escapar a Zarautz cuando aseguren que habrá grandes olas para surfear. Que han encontrado el amor en Nepal. Puede hacer océanos de tiempo que no los ves, pero los sientes. Todos subidos a una tabla, remando hacia el mismo destino, un día más, un trabajo sacado adelante en un mar de contratiempos.

El teletrabajo ha puesto distancia así como los cambios de empleo dejan vacíos emocionales, a veces físicos, palpables, como si de repente echaras en falta un trozo de ti mismo que ya no está ¿No está? Nunca sustituimos lo que dejó la piel cercana, la pandilla, como aquel primer grupo de amigos de veraneo que solo veías dos meses al año y poco a poco se esfumaron...siempre en un mes de septiembre.

Trabajo por Zoom. Zoom, la multinacional que se hizo de oro en pandemia, ha pedido a sus trabajadores que vuelvan a las oficinas. Hay distancias insalvables hasta para ellos. Ni siquiera las dinámicas híbridas convencen: demasiados circuitos de comunicación que combinar, una gestión y reparto de trabajo que pone al límite las costuras de las empresas.

La pandemia ha hecho de la extrañeza vital una sensación persistente, y las rutinas, esqueleto de nuestra zona de confort, rotan y se reajustan. Vivimos inmersos en un cambio acelerado de prioridades y y los ajustes de la pandemia, eres, ertes y teletrabajo han abierto crisis y nuevos escenarios mentales. Nuevos septiembres.

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