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Tribuna

Alberto Soldado

Genovés: "Jo conec un jugador belga…"

Dice María Luisa en un precioso reportaje emitido hace años en Televisió Valenciana sobre la figura de Paco: «La final contra Álvaro fue un regalo de Dios…». Era necesario un final poético a una carrera cargada de sentimientos. Por eso remontó a Oltra y a Pigat y por eso remontó a Álvaro. La camiseta que voló al viento nadie sabe quién la tiene. Un verdadero misterio: la camiseta la lanzó Genovés al viento. No se la entregó a éste o aquél. La entregó al pueblo. La camiseta con la que alcanzó la gloria flota en el corazón de todos los aficionados. Que nadie presuma de guardarla en un cajón de una cómoda. Esa no es aquella camiseta porque esa no era la voluntad de Paco.

Genovés: «Jo conec un jugador belga…»

El reportaje toca el corazón, analiza paso a paso su carrera deportiva y su trayectoria humana pero cuando llega al capítulo de la internacionalización de la pilota no recoge otro regalo del cielo para Paco.

Un jueves de finales de agosto en una tasca de la plaza Mayor de Madrid , Fernando Larumbe, exjesuita, estudioso de la pelota vasca nos enseña una revista de los Institutos europeos del Deporte en el que recoge un capitulo dedicado a la Balle Pelote belga y se habla de la CIJB. Era nuestro juego a Llargues. Entonces, agosto del 92, no existían redes sociales que nos comunicaran globalmente.

Lunes siguiente en el Trinquet de La Pobla de Vallbona. Un servidor comenta a Paco: «Ara podrem jugar amb els belgues…saps que allí juguen a pilota?» Y Paco, con toda naturalidad responde: «Clar, jo conec a un jugador belga…». Nos quedamos sin palabras. Paco, que era el más grande jugador que habían parido madres, ya conocía a un jugador belga… Y dice: «Parla en Maria Luisa que tindrá el teléfon perquè está casat en una amiga de Xàtiva filla d’un emigrant a Bèlgica…». Sin ese detalle, sin esa sorprendente afirmación de Paco, seguramente la historia sería muy distinta. Un par de semanas después, la Sociedad Pelotari de Godelleta, con el patrocinio de José Luis López, se desplazó a tierras belgas: Tonico de Murla, Pigat, Sarasol II, Oltra, José María, Paquito, Colorado, Cervera Mingacho…, y el presidente del club, Ramón Sedeño, con varios aficionados. Se jugó un amistoso en Horrues, un pequeño pueblo valón. Enfrente un combinado belga con el guante de oro entre sus filas: Gousin, al que se venció. Palabras de Tonico: «Será tot lo amistós que vullgues però no és lo mateix tornar a casa guanyant que perdent». Y las proféticas palabras de Pascual Pigat, en el autobús hacia el aeropuerto: «Vos imagineu una copa de Europa de nacions…?».

Un año después, en Godelleta se celebró la espectacular ceremonia inaugural del Trofeu Cinc Nacions, que ganó la selección valenciana en la plaza del Ayuntamiento de Valencia frente a Bélgica, por un quinze. Después, junio de 1994, vino el Congreso Mundial, la Carta de Valencia, impulsada por Victor Iñurria y la creación de la Confederacion Inberoamericana en Quito. Ese es el relato cronológico de los hechos.

Paco conocía a un jugador belga, Andrés Peters, - otro regalo de Dios- pero nunca le había dado importancia…ni hablado de ello. Genovés fue campeón con la selección valenciana que entrenaba Alcina. Y vivió la inigualable experiencia de salir a hombros de un esferisterio italiano- Santo Stèfano Belbo- tras una soberbia demostración de sus poderes siendo la primera vez que jugaba a Pallapugno…en el Mundial de 2004. Retirado, nadie le impidió vivir un sueño poético. «Pasqual,- le dijo al seleccionador Pigat- jo no vull morirme sense jugar a Pallapugno…», y vaya si jugó que levantó la moral de la selección con la primera victoria y el triunfo final a Llargues.

Un regalo de Dios.

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