“Esto del genoma es sorprendente: resulta que una cebolla tiene casi 10.000 genes más que un ministro. Va a ser eso”. Antonio Fraguas, Forges, así caricaturizaba la falta de meollo en adalides gubernamentales. ¿A qué espera la chocante casta política para parchear su atesorado genotipo ¡ya! variando inadecuadas unidades de herencia?

Sesenta y seis viñetas descacharrantes, publicadas durante trece años y cedidas por los descendientes del maestro del humor gráfico construyen La ciencia según Forges. Genialidad, chispa y crítica brillante cuelgan en las paredes del primer piso de la Casa de la Ciencia del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en València. Paneles y dibujos sin desperdicio se aderezan con el traqueteo de platos en la cocina del hotel vecino.

“Buenas póngame 1 kilo de patatas. ¿Biónicas, deconstruidas, hidrogenéticas, digitales 4.0, despatatizadas? No, no; normales. No tengo antiguallas. Stupendo”. ¿Por qué algunos avances científicos válidos para mejorar el respeto hacia el planeta y la vida se mantienen bajo llave y otros pasan a canales de expedita comercialización?

“Abuelo, ¿qué eran las vacas?”. Actualmente la sistematizada manipulación genética en agricultura, ganadería y demás seres vivos está asumida y explotada. ¿Por qué no se informa al público consumidor mediante etiquetado visible y comprensible de los procedimientos por los que ha pasado cualquier producto? Genetistas experimentados no dudan en informar públicamente de tales manipulaciones ¿Será porque no conviene a las empresas comercializadoras?

Vocablos complicados, en ciencia y tecnología, aderezan conversaciones, diagnósticos e informes. Vanguardista y de buen tono es soltarlos en foros, ya sean privados o públicos, donde seguramente un porcentaje elevado de personas se quedará in albis. ¿Por qué la ciencia se escuda en latinismos o palabras exclusivas? Medicamentos de amplio espectro, chips, tomografías axiales. No es de extrañar que el fallecido doctor en medicina y cirugía, profesor y escritor José Ignacio de Arana recopilase errores de personas usuarias de la sanidad: “Me han tenido que poner un paipai (baipás) en el corazón”. “Mañana le hacen una coreografía (ecografía) y seguramente el médico nos dirá si es niño o niña”. “Me han hecho una mamagrafía -dice con bastante buen juicio una señora como un error el concepto mamografía, porque a ella le realizan una exploración radiológica de la mama y no del mamo”. Si esto es en lo sanitario, ¿qué no pasará en el apartado tecnológico con sus fundamentales anglicismos? Juan Ramón Jiménez, en uno de sus versos, escribía: “Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas”.

¿Ciencia para avanzar o ciencia para reiniciar? ¿Bajo qué parámetros se viene utilizando la ciencia? ¿Omnipotentes intereses de la élite seguirán empleando cualquier estrategia científica mientras sea lucrativa? “El bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido…y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa” es el párrafo final de La peste, obra del pensador y novelista francés Albert Camus.

“¿Y esto de la ciencia…? Dicen que es lo más gordo que hemos inventado el género humano en todo el periodo de nuestra existencia: gente vestida de blanco vertiendo líquidos repugnantes en vasos estrechísimos y gritando Eureka a la mínima. ¿Ustedes creen que es para tanto?” se lee en un panelito amarillo, color distintivo de la exposición. Letreros y dibujos inician el recorrido a partir de sendas puertas rotuladas como almacén y gestión de proyectos. ¿Algún significado oculto, tipo Illuminati y su nuevo orden mundial, en el hecho de que ambos usos sean colindantes?

“Ha llegado el momento: los pobres ya ni tenemos gravitación universal”. Así eran y van a ser las cosas. Quien no esté forrado será volátil, sin agarre al sistema. Ectoplasma sin la precisa corporeidad social para tener voz, voto y libre circulación. Distopía aberrante de experimentación para personas desposeídas. Si eres insolvente no tienes gravedad. Flotas en el vacío hasta la desintegración. La Codorniz “la revista más audaz para el lector más inteligente. Decana de la prensa humorística”, en los años setenta, publicaba el ¡Extra Pobres! con portada de Mingote. En un artículo titulado de política ficción, firmado por P. García, se mencionan extorsiones laborales camufladas. En vez de despidos: “adecuación de plantillas a las nuevas coyunturas” o “paro tecnológico”. “Más finos no podemos ser” apunta el signatario.

“Este portátil ¿tiene quintoconio distancial blue ksí para internet? Eso ya es antiguo caballero. ¿Antiguo? Pero si ayer leí que…Ayer, caballero, ayer”. ¿Las megaempresas realmente virarán en su planteamiento de negocio ahora que mutan a llamarse verdes? ¿Por qué todo va requeteenvuelto en plástico? Patatas, limones, huevos, bebidas, cosmética, tornillos, mascarillas ¡todo! ¿Quién sigue propiciando tal desmán? ¿Quién inculca en los cerebros la avidez consumista? ¿Por qué a las dinastías del poder no las abandonan en un desierto, de arena o hielo, durante quince días y prueban a sobrevivir sin aviones, teléfonos, drogas, armas, ¡agua! ¡fuego!? ¿Por qué ni se considera acción criminal utilizar los avances de la ciencia para destruir el planeta?

“¿Qué tengo doctor? Buena pregunta jefe”.

¿Ciencia igual a desidia nacional?

“Estoy hecho polvo: mañana se me acaba la beca de fauna autóctona. Pues a mí no me renuevan mi contrato de plantígrado astur de 1ª… Para esto cinco años de Biológicas”.

“Se ve que en el futuro no nos convertiremos en robots ni estaremos llenos de microchips por dentro ni andaremos al revés ni cabremos todos en otro planeta más grande, más bonito y con mejor cobertura. Pues nada, erre que erre, que si hay mucho que hacer y mucho que investigar”. Pone otro de los letreros ordenados por temática. ¡Queda mucho por deshacer y reeducar! ¿Hay tiempo? ¿Queda suficiente vida?

“Todo lo que está más allá de nuestra comprensión científica son verdades y realidades abiertas a cada uno de nosotros” comentaba la psiquiatra suizo-estadounidense experta en la muerte, Elisabeth Kübler-Ross.

“Mamá ¿hay Oscar a los que generan CO2”. “¿Te acuerdas de cuando el sol tenía muchos rayos?”.

“El CSIC pierde el 15 % de su personal en dos años y medio: ¡Yupiii… que notición! ¡gracias!… ha manifestado el virus del ébola agradecido por su ayuda indispensable al virus de la austeridad”. Forges, en el dos mil cuatro, ya denunciaba el desastre en la gestión científica nacional.

“Esto de la ciencia lo hacían antes mujeres y hombres (aunque casi siempre salían los hombres a hablar) que paseaban, que se sentaban bajo los árboles esperando a que cayeran manzanas, que viajaban y que escribían por todas partes cosas incomprensibles dejándolo todo perdido”. ¿Mujeres, transexualidad, diversidad en la ciencia? “Jordi, en el impoluto laboratorio, suspira y Luciana, bajo la bata blanca, necesita exteriorizarse, pero Jordi la frena salvaguardándola del entorno, aislándola en ficticio tubo de ensayo del que no logra salir mientras la falsa identidad masculina procrea la más ineficaz de la felicidades… Ingeniería genética al servicio de los sueños en pos del ejemplar idílico, del clon sin desgaste revertido; la quimera materializada”, se lee en el relato: Antropología onírica de A. S.

“A pesar de su innegable elegancia cuántica no hay que olvidar que la teoría de cuerdas tiene sus jodiendas…”. “Y es en ese momento cuántico cuando el Bosson me le da en to el cipucio del quark, escoñándolo de suyo”……

“¿Cómo te llamas? Neurona ¿Y tú? Conciencia”. Ciencia. ¿Con o sin conciencia? Impagable arma de sometimiento. El gran chollo. “Lo que a mí me interesa es montar el negocio. Una vez que “marcha” ya no me divierte. Non e vero? Debe de ocurrir algo así con la tierra, de lo contrario, esto sería el Paraíso, y ya no existiría Dios. Es un círculo vicioso”, comentario recogido el novelista francés Pierre Daninos en uno de sus libros, por boca de un marqués italiano de pomposa estirpe.

“Y es que hacer ciencia (en España) se ve que es complicado…aunque esto ya no es noticia: Emigración, fuga de talentos, precariedad, escasez de medios, dificultades de financiación, ¡¡falta de planificación a medio y largo plazo!!

“Señor si existes dame una prueba. 2+2=17. ¡Cielo santo o es de letras o somos idiotas!”.