Durante los últimos días la isla de La Palma, perteneciente a las Islas Canarias, ha sido testigo de un poderoso fenómeno conocido como enjambre sísmico. En solo 48 horas se han detectado más de 397 temblores en la isla. Por suerte, todos ellos muy poco notables y muy leves en la escala sísmica. En la península ibérica, durante los últimos meses, la ciudad de Granada ha sido testigo también de fenómenos parecidos. Algunos de ellos, de magnitudes más altas, hicieron que los vecinos tuviesen que abandonar sus viviendas, en plena noche, por seguridad. Por suerte, ninguno de ellos causó daños de consideración grave. Y es que, a pesar de que algunos puntos de nuestro país se consideran zonas de riesgo por su posición geográfica, no corren, en teoría, el riesgo de otras ciudades del mundo como San Francisco o Tokio, donde han registrado algunos de los terremotos más fuertes de la historia. En Estados Unidos, por cierto, siempre miran con cierto recelo a la Palma, pues los estudios geológicos indican que, si algún día entrase en erupción el volcán Cumbre Vieja, el desprendimiento sería de tal magnitud que podría provocar una marea gigante que llegaría hasta la costa este de América. La probabilidad de ello, por supuesto, es extremadamente escasa, pero no deja de ser notable y llamativo en cuanto a lo que predicen los modelos sobre este posible fenómeno.