Recuerdo que era jueves y que aquella noche de finales de junio había dormido mal. Me levanté temprano, el día iba a ser largo, y desde el pasillo de casa me llegó el olor a café recién hecho. Mi madre llevaba rato en la cocina. “Me pasa algo en la voz”, le dije esforzándome en pronunciar cada palabra. Sus años de experiencia médica la pusieron en alerta enseguida, despertó a mi padre y no lo dudaron, “nos vamos al hospital”.

Minutos más tarde ingresaba por la puerta de urgencias del Hospital Doctor Peset de València, sin atreverme a hablar, sin comprender nada y los ojos llenos de lágrimas. “Código naranja”, escuché decir a la primera doctora que me vio aquella mañana. A partir de ahí se puso en marcha un equipo sanitario que me observó y preguntó en detalle. Un TAC de urgencia confirmó el diagnóstico, “Carlos, has tenido un ictus, te quedas ingresado”.

En ese momento no quieres creértelo. ¿Ictus, con 31 años? ¿Sin ningún factor de riesgo? Imposible. Intenté razonar qué había podido pasar. Me encontraba bien, salvo por el habla, y traté de tranquilizar a mi familia y amistades más cercanas. No tengo palabras para expresar tanto amor por la cantidad de mensajes de cariño que recibí aquellos días y sigo recibiendo.

No imaginaba que mi vida cambiaría en un instante por un concepto que aprendí rápido, infarto cerebral criptogénico, es decir, de origen desconocido. En mi caso, por un defecto congénito en el corazón llamado comunicación interauricular (CIA) que, al parecer, sólo se descubre con pruebas específicas y que, afortunadamente, tiene solución. Sin secuelas relevantes, el siguiente paso es evitar que pueda replicarse, confiar en la Sanidad Pública y dar gracias a la vida por la suerte que he tenido.

Gracias también a Pablo, el celador que me sacó una sonrisa en el peor momento; a enfermeras como Vicky, Amparo, Ana y muchas más, que me atendieron con entusiasmo a pesar de la sobrecarga de trabajo; a los doctores Ferrer y Dobón, de la unidad de neurología del Peset, por su cariño y apoyo. Y gracias a mi familia, la de sangre y la que eliges, por estar siempre a mi lado.

El 29 de octubre se celebra el Día Mundial del Ictus, una enfermedad que cada año afecta a 110.000 personas en España, siendo la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad adquirida en personas adultas. Un problema que, a mayor esperanza de vida, la prevención podría evitar el 90% de los casos, con una Estrategia del Ictus del SNS actualizada y dotada de recursos suficientes en los próximos PGE 2022. No hay tiempo que perder.