Esperaba en la cola de la pescadería. Una señora compraba sardinillas y le dijo al pescadero, entre la broma y el natural cabreo, que no hiciera como Iberdrola y que no le cobrara la sardinilla como si fuera salmón noruego. No pude evitar sonreír y a la vez enfadarme. Las eléctricas se piensan que la ciudadanía no se entera, pero se entera... Claro, hablamos del precio de la luz, de esa manera de calcular los costes y beneficia a unos pocos y perjudica a casi todas, (ciudadanas, autónomas y empresas pequeñas, sobre todo).

De los varios tipos que energía que hay (las más baratas, las renovables, la hidroeléctrica y la nuclear; las más caras el carbón y el gas) el precio que nos trasladan al recibo de la luz es el de la energía más cara. Como decía la señora, es como ir al mercado y comprar sardinillas a precio de salmón salvaje noruego, un atraco en toda regla.

En plena pandemia, con la industria a medio gas y los comercios y hostelería cerrados, las cinco grandes eléctricas (Endesa, Iberdrola, Naturgy, EDP y Repsol) ganaron 6.220 millones. Casi nada. Pero su voracidad no se detiene ante nada. Aprovechando el alza del precio del gas las eléctricas se dedicaron a vaciar pantanos para producir más electricidad hidroeléctrica (barata) y nos la cobró a precio de salmón fresco. En varios municipios al norte de Cáceres tuvieron que recurrir a camiones cisterna para llevar agua a la población por que Iberdrola había vaciado el embalse de Valdecañas, de donde sale el agua también para la ganadería y la agricultura. Naturgy e Iberdrola vaciaron también 4 pantanos más en Galicia. Esto nos da una idea de la voracidad depredadora y el ansia por ampliar sus beneficios a costa de lo que sea, incluso del agua de beber y de regar los campos. Los monopolios eléctricos no tienen otro objetivo que conseguir el máximo beneficio, es su meta y su razón de existir.

El Gobierno de coalición ha preparado un plan para detener está injusticia y que se basa en cuatro pilares. En primer lugar, apostar por más y mejores renovables; proteger a las personas vulnerables; reducir la carga impositiva y, en cuarto lugar, meterles mano a los ingentes beneficios de las eléctricas, los famosos beneficios caídos del cielo.

Con este plan se puede abaratar hasta un 22% la factura de la luz, y aunque queremos cambios más profundos y efectivos, pues sufrimos y sabemos la dificultad de muchas personas para pagar la factura de la luz, son un buen primer paso. Buena medida de que son un buen primer paso son las amenazas con un apagón nuclear que el lobby energético de las nucleares, unas de las más beneficiadas y rentables, han vertido contra el gobierno y la sociedad. Buena medida es que, al PP, cantera de los consejos de administración de las eléctricas, tampoco les gustan estas medidas.

Garantizar la energía debe ser un derecho, y, sobre todo, no puede ser el timo de las sardinillas a precio de salmón.