El corredor mediterráneo, está incluido en los 17.800 km de máxima prioridad europea, que la asociación multisectorial Ferrmed propone, con la máxima prioridad, en las inversiones europeas y estatales, según su estudio recientemente presentado en Barcelona. Hace ya diecisiete años, el día 11 de junio de 2005, escribía refiriéndome al transporte ferroviario, de la necesidad de la promoción del eje ferroviario Rin-Ródano-Mediterráneo Occidental, para la descongestión del sistema de transporte de mercancías por carretera, por considerar insostenible el propio sistema y ante las regulaciones europeas e internacionales que lo penalizan. 

El eje por el mediterráneo, más eje de desarrollo que corredor de paso, favorece la igualación entre los niveles de renta de las regiones por donde transcurre, desde Algeciras, hasta llegar a Metz y finalmente a Duisburgo, en Alemania, donde conectaría con el Benelux. La influencia directa del proyecto alcanza a unos 100 millones de ciudadanos europeos, lo que viene a representar el 20% de la población y el 21% del PIB de la Unión Europea, y su área total de influencia alcanza los 230 millones de habitantes, el 51% de la población y el 63% del PIB de la UE.

Sin embargo, el eje señalado no aparecía entre las prioridades de la UE, que sí que consideró otros ejes, como los verticales desde Amberes y Rotterdam a Génova; desde Berlín a Nápoles o desde Gdansk a Viena; los horizontales desde Calais y Lyon a Budapest, o el atlántico desde Sevilla a Amberes pasando por Lisboa. Así resulta incomprensible, que no se hubiera incluido como prioritario el eje natural más rápido de interconexión entre el Mar del Norte y el Mediterráneo Occidental, con el menor número de obstáculos geográficos importantes.

Las ventajas para nuestro territorio resultan determinantes. Entre otras, la descongestión de las autopistas y la mayor seguridad en el transporte; el mayor tráfico para nuestros puertos, con la posibilidad de equilibrar el gran peso de los puertos del norte de Europa; la mejora en la competitividad empresarial por el ahorro en costes y en la mejora de los procesos de distribución; y el ahorro energético derivado de la aplicación de las directrices medioambientales de la Unión Europea, sobre reducción de emanaciones de CO2 y medio ambiente.

El reciente estudio citado aboga pel establecimiento de un plan coherente de mejora de la red de transporte terrestre de la Unión Europea para cumplir los objetivos de la Comisión Europea en la participación del ferrocarril para el año 2030 y, paralelamente, lograr los necesarios requerimientos medioambientales. Ello supone que sin el eje necesario de conexión ferroviaria se compromete seriamente el futuro de las economías de las áreas adscritas al mismo, y se disminuyen las posibilidades de atracción de nuevas inversiones, por lo cual, tras tantos años de espera, deben acelerarse ya los trabajos necesarios para la realización del mismo, y con ello de sus ramales de conexión.