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Martí

El Micalet, ejemplo de sociedad civil

La centenaria entidad de Guillem de Castro es de las pocas que puede presumir de servir a los intereses colectivos de sus asociados

Foto de grupo de la velada del sábado con los premiados.

A estas alturas de siglo XXI no tengo ni idea que es la sociedad civil, un término tan sobado por todos y que sirve de pretexto para justificar muchas tonterías de gobernantes de todo pelaje. Supongo que está muy lejos de lo que ahora representan esas asociaciones, colectivos, entidades y demás metáforas formadas por cuatro gatos con el único objetivo de pasear algunas de sus desilusiones. Hace años, en aquello que se denominó «batalla de València», cuando realmente se trataba de una involución de franquistas nostálgicos contra la democracia autonómica, era habitual aquellas manifestaciones convocadas por «más de cien asociaciones y entidades» de la extrema diestra, y «más de cien colectivos y sindicatos» de la banda zurda. Aquello era la prehistoria de las actuales ‘fake news’. Había más «entidades» y «colectivos» que socios y activistas. De aquellas sopas de siglas de unos y otros quedan muy pocos supervivientes.

Dinámica

La Societat Coral El Micalet sigue viva y coleando. Se trata de lo poco que aguanta la denominación de sociedad civil, o sea la pertenencia voluntaria, con el correspondiente listado de socios, un programa de actividades transparente y unos fines bien definidos. Si a eso le sumamos una sede histórica, una escuela de música, una coral y un teatro con compañía y programación estable, está más claro que el agua. Como hacerse socio no es obligatorio -igual que el sexo anal-, sus miembros deciden democráticamente su directiva, sus actividades, así como sus posicionamientos públicos. No habría nada más que añadir, sino fuera porque los máximos defensores de una sociedad liberal y abierta son los primeros que intentan controlarlo todo para detectar a los disidentes, y eso como se sabe lleva el nombre de dictadura bananera. Así que El Micalet no solo puede, es que debe, hacer lo que considere más oportuno. Igual que los abonados del Valencia, con la gran diferencia que mientras en la entidad de Guillem de Castro hay elecciones para elegir a sus responsables tras la oportuna discusión y cruce de pareceres, en Mestalla impera la ley marcial de un déspota asiático.

Reconocimiento

La Societat Coral el Micalet celebró el sábado la entrega de los Premios Miquelet 2021, y van 34 ediciones. Una velada donde se reconoció al Institut d’Estudis de La Vall d’Albaida (IEVA) por fomentar la creación y la difusión de la cultura y vertebrar la comarca; y a la abogada Mercè Teodoro i Peris, que se inició como penalista en la acusación popular por el asesinato de Guillem Agulló, por su intensa actividad en defensa de los derechos de las mujeres. Además de distintos reconocimientos literarios, musicales, y la insignia de oro al socio Rafel Sena i Guzman, con más de 50 años de antigüedad en la entidad. He pisado menos veces El Micalet que el hospital, solo he asistido una vez a sus premios -donde pasé mucho frío-, hay cosas con las que estoy de acuerdo, y muchas otras no, pero El Micalet es la única entidad civil, por calidad y cantidad, que le queda al Cap i Casal.

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