Con motivo del 21º aniversario del asesinato de Ernest Lluch, 21 de noviembre de 2000, recordamos sus palabras manuscritas, a modo de testamento, 2 de enero de 1999: «Hem de canviar les coses però hem de canviar les persones». Ya en 1952, Pere Bosch Gimpera planteaba, con el título «La España de todos» su forma de pensarla, afirmando: «España será la de todos, hecha por todos, o no será». Hoy nos encontramos, todavía, ante la necesidad de avanzar en la construcción de la España de todos. En España, desde determinados círculos del Estado, la óptica del centralismo y la intransigencia de algunas actitudes, se obstaculiza el reconocimiento de quienes presentan claros síntomas de necesitar un tratamiento diferenciado. La España conciliada debe avanzar en reconocer su realidad social.

Los diferentes temas deben ser resueltos profundizando en la democracia, buscando soluciones que faciliten la convivencia. La opción federal puede permitir avanzar en el reconocimiento de la diversidad dentro del propio Estado. El problema español, que dijera Manuel Azaña, continúa pendiente mientras la solución no sea aceptada por todos. Ni «España nos roba» ni «España se rompe». España debe componer un marco legislativo democráticamente aceptado para lo cual la propuesta de entendimiento resulta necesaria.

Partiendo de la voluntad de comprensión de las partes al aceptar que las cuestiones jurídicas sean acordadas tras la adopción de las decisiones políticas. Mientras la Constitución Europea quedó en el camino, la nuestra debe ser interpretada atendiendo a los cambios que demanda la sociedad. Temas diversos deben ser tomados en consideración aportando soluciones que faciliten la convivencia, y reconozcan la diversidad del compromiso, sin caer en desigualdad. «Be european, be different», muchas abejas, un solo vuelo, tanto allí como aquí.

La España inacabada debe dar un paso adelante, afirma Joan Romero, en «La España polifónica», mediante una nueva generación de acuerdos territoriales. El federalismo debe repartir razonablemente el gobierno entre los asociados, llevando a cabo la descentralización más operativa, de manera que cada uno reciba, a cambio de lo entregado, algo proporcional, sin perjuicio de su aportación a la solidaridad interterritorial. La Fundación Alternativas, donde tuve oportunidad de asistir, consensuó un texto, firmado por numerosos profesionales, «Una España federal en una Europa federal», en el cual se hace una propuesta en ese sentido.

La Constitución española debe estar dispuesta a ser reinterpretada con las particularidades que la situación así reclama. Temas varios deben ser tomados en consideración en un Estado que debe profundizar en la democracia, buscando, desde la tolerancia, soluciones que faciliten la convivencia, sin que las diferencias supongan desigualdad. La opción federal, como reconocimiento de la diversidad, sin sentirse ninguno agraviado.