Se ha convocado para el próximo sábado 18 de diciembre una concentración a las puertas del Ministerio de Educación bajo el lema «La filosofía se hace oír». Acuden más de una veintena de asociaciones del profesorado de Filosofía, varias de ellas valencianas como la «Assemblea de Filosofia al PV», a la que pertenezco, o la «Societat de Filosofia del País Valencià». Llevamos más de siete años luchando por la defensa de esta materia en los planes de estudio. Lamentablemente, la ley educativa que entrará en vigor dentro de poco condena otra vez a muerte a Sócrates como si nuestros alumnos no necesitaran ser formados en el desarrollo de su pensamiento crítico. Aquí se incumple gravemente una promesa política que se realizó en sede parlamentaria hace más de tres años: el Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad en 2018 el compromiso de blindar la formación en esta materia a nivel educativo, recuperando las horas lectivas que le arrebató la LOMCE. La actual LOMLOE pretende su casi completa aniquilación. La Conferencia Nacional de Decanatos de Filosofía ha expresado su malestar en la declaración del pasado 2 de diciembre instando a una reforma urgente de la ley antes de su tramitación; la UNESCO ha recomendado que se introduzca la reflexión ética en todos los niveles de la educación secundaria… Se repite la historia de aquel juicio que condenó a muerte «al hombre más sabio y bueno que había pisado la faz de la tierra» en boca de su mejor discípulo, Platón.

El famoso filósofo escribió una obra en defensa de su maestro titulada la «Apología de Sócrates». En ella recorre las acusaciones de que fue objeto y por parte de quiénes se hicieron. Como todos los clásicos, su enseñanza es un bien eterno para toda la Humanidad, sirve para repensar cualquier tiempo histórico al detectar verdades trascendentales que no tienen edad ni caducidad temporal. Curiosamente, repasemos el texto, uno de sus acusadores, Anito, era político, una clase de personas, afirma Sócrates, entre las que no encontraba ningún sabio, precisamente porque todos creían serlo… Se esforzó mucho por tratar de convencerle, pero, afirma el texto, no solo fue inútil sino contraproducente: «...y he aquí ya lo que me hizo odioso a este hombre y a los amigos suyos que asistieron a la conversación». Con la misma elegancia que Platón, quien escribe esta parte sin citar nombres propios - «...era uno de nuestros grandes políticos, sin necesidad de descubrir su nombre…»- también podríamos señalar, con nombre y apellidos, a quienes se oponen en nuestro actual Ministerio de Educación, y con toda su tenacidad, a que Sócrates siga enseñando, y no lo haremos, al menos yo. Es algo, de todas formas, público y notorio. La filosofía sigue teniendo sus enemigos. En el borrador legal que será aprobado se excluye la Ética como saber fundamental a proteger. Resulta curiosa la cita de la «Apología de Sócrates» en que se debate sobre este asunto. Se defiende Sócrates: «...Por otra parte te suplico ¡por Júpiter! Melito, me respondas a esto ¿Qué es mejor, habitar con hombres de bien o habitar con pícaros? Respóndeme, amigo mío; porque mi pregunta no puede ofrecer dificultad». En medio de una realidad social en que se desprecian valores morales fundamentales como el respeto al prójimo, la honradez o la compasión, nuestros políticos han decidido, en su infinita sabiduría, que la Ética no es importante para las próximas generaciones de ciudadanos… Y no se les puede replicar porque se creen sabios. A mis alumnos quiero dedicarles estas líneas. Por ellos va mi esfuerzo.