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Martí

El atelier de las flores del antiguo Astoria

El remodelado hotel de la plaza de Rodrigo Botet recibe a sus clientes con una magnífica floristería en su vestíbulo

Sorprende que un país tan poco ilustrado sienta tanta atracción por el afrancesamiento. Supongo que es una adición freudiana de derivas historicistas y alguna que otra frustración. No había entrado aún al remodelado hotel Astoria, ahora bautizado como Only You València de la cadena Palladium Hotel Group del ibicenco Abel Matutes Juan, compañero de juegos infantiles de mi padre en aquella isla de aspecto feudal en los cuarenta del siglo pasado y de la que mi progenitor salió disparado nada más cumplir la mayoría de edad en busca de libertad, sin esperarse que tan solo unos años después grupos de ‘peluts’ pasearan por Sant Antoni junto a las mujeres autóctonas ataviadas con su particular burka. Pues eso, que el imperio Matutes ha conquistado el centro de València cambiando el histórico hotel en un lujazo de establecimiento propio de cualquier bulevar parisino o avenida neoyorquina. Nada más entrar, la puerta es lo único que sigue en su sitio, tropiezas con un espectacular atelier de flores. Desconozco si el interiorista Lázaro Rosa-Violán -criado entre Bilbao, Madrid y Barcelona-, conocía la existencia del mercado de las flores en la próxima plaza del Ayuntamiento, pero ha acertado, aunque me temo que se haya dejado influir más por la tópica canción. Así que en la tierra de las flores, la luz y el amor ya se puede comprar un ramo a cualquier hora del día y de la noche.

Oferta gastronómica.

La antigua discreta cafetería ya no está nada más entrar a la derecha con aquellos grandes ventanales que daban a la calle de Trànsits y de Ballesters. Ahora está a la izquierda con vistas a la calle Vilaragut. También en la planta baja está el restaurante Trotamundos donde el cocinero Jose María Climente ofrece la típica propuesta estándar de los buenos hoteles. El Mirador del Only You es mejor opción, no solo por las recuperadas vistas de Ciutat Vella, sino porque el arroz es el protagonista. Hay una tercera opción, Salvaje València, cocina japonesa de fusión del venezolano Fermín Azkue animada todas las noches con sesión de DJ. Así que poco queda de aquel vetusto Astoria abierto en 1959 por el pegolí Joaquín Sendra, el primer hotel de lujo de València y que enseguida se convirtió en el preferido de los toreros, artistas e industriales de visita, mientras que la vecindad lo utilizaba para sus reuniones y encuentros más o menos secretos, tanto de negocios como de asueto. La intimidad de la céntrica manzana siempre ha dado mucho juego, tanto por la proximidad de los lupanares de Ambaixador Vich, como por la propia discoteca que había en el sótano del hotel, donde se celebraban las fiestas tras los triunfos en el coso de la calle Xàtiva.

Popularidad.

El Astoria vivía su máximo esplendor en Fallas. Repleta de invitados municipales, era el centro neurálgico de comidas y cenas en Sant Josep. Aunque se reabrió en agosto y las celebraciones falleras de septiembre fueron fugaces todavía no sabemos si el Only You recuperará el trono del hotel fallero por excelencia. En cualquier caso, auguro un éxito no solo por el sorprendente servicio del atelier de las flores, sino también por otra expresión francesa, ‘meublé’.

Suerte y muchas estrellas

Sospecho que algunos de los invitados a la gala Michelin de mañana se hospedaran en el Only You [cada vez que escribo el nuevo nombre del antiguo Astoria me viene la imagen de The Platters y continuar redactando «can make all this world seem right»]. Estaremos de acuerdo que tras una buena comida somos un poco mejor, por eso los cocineros figuran en el gremio que nos hacen felices, junto con artistas de toda condición. La alta gastronomía se acerca mucho al arte, por eso hace tiempo que cualquier persona con sensibilidad aprecia la gran evolución de la cocina valenciana. No ha sido fácil porque nuestra tradición mediterránea entre fogones ha sido más de supervivencia que de celebración, con la excepción de la ancestral paella dominical. Por eso es muy compatible seguir con los inmejorables bares, fondas y restaurantes valencianos de toda la vida y además con la cocina gourmet que representan los chefs, por cierto, otra palabra afrancesada que repudian la mayoría de implicados.

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