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Julio Monreal

EL NORAY

Julio Monreal

Un tolómetro de 150 años

Un tolómetro de 150 años

En el pequeño museo que se puede recorrer en el interior de la planta que potabiliza el agua del Turia para consumo de los habitantes de València y su área metropolitana, ubicada en Manises y conocida como La Presa, sorprende al visitante un artilugio de madera compuesto por dos tubos con cristales en los extremos y unos embudos en su parte superior. Es un tolómetro, data de los primeros años del siglo XX y tenía como misión específica examinar la turbidez del agua antes de que se inyectara en las cañerías. Se llenaban los tubos de líquido y el analista arrimaba el ojo a un extremo del cilindro. ¿Saben que se ponía al otro lado? Un periódico. Si se podían leer sus textos a través del agua es que ésta estaba en condiciones de ser enviada a los usuarios. Si las noticias no eran visibles había que seguir tratando el caudal.

El año que se acaba de estrenar es el del 150º aniversario de El Mercantil Valenciano, fundado en 1872, que se mantuvo desde sus inicios fiel al ideario republicano y de izquierdas y que por eso mismo fue intervenido por Falange Española tras la Guerra Civil y rebautizado como Levante. El diario, con sus dos denominaciones, lleva así un siglo y medio desempeñando la función de tolómetro para la sociedad valenciana, un prisma por el que pasan los acontecimientos, los anhelos, las preocupaciones y los logros de la ciudadanía; un instrumento de encuentro y de diálogo; una herramienta útil para conocer lo que interesa y lo que importa tanto en la esfera de proximidad como en lo lejano, y una institución que ha superado y sigue superando mil y un trances a lo largo de su historia y que se renueva cada día en su afán de servicio a la Comunitat Valenciana, ámbito geográfico en el que ocupa la posición de líder de la prensa de información general.

De aquellas hojas del momento fundacional que informaban a sus lectores de la llegada de mercancías de ultramar al puerto de València y los comercios del centro en los que esos productos estarían disponibles se ha pasado en siglo y medio a un diario con una producción informativa que no se detiene en las 24 horas del día con sus ediciones digital e impresa, que son referencia de rigor, calidad y diseño. Las páginas de formato sábana en las que los autores de cada momento escribían sus obras literarias por entregas se complementan, desde 1997, con una de las primeras ediciones electrónicas del panorama español, muy por delante de los denominados diarios nativos digitales, y con una apuesta insuperable por la información de proximidad, sustanciada hoy en cinco ediciones comarcales impresas y ocho en la web.

Fundado en pleno «sexenio revolucionario», El Mercantil Valenciano y su sucesor, Levante, han atravesado en siglo y medio períodos de bonanza y de turbulencia, desde el reinado de Amadeo de Saboya y la Primera República a la dictadura de Primo de Rivera, a la que se enfrentó con energía, la Guerra Civil, el franquismo que se lo arrebató a sus propietarios, la riada de 1957 que anegó sus instalaciones en la calle Pintor Sorolla, o el intento de golpe de estado de Tejero con los tanques de Milans del Bosch por las calles de València.

Hoy, como ayer, también hay bonanza y turbulencia. La sociedad valenciana progresa gracias al trabajo y al espíritu emprendedor de quienes la dirigen y componen. Pero ese progreso coexiste con la pobreza, la desigualdad, la injusticia y la intolerancia, y se ve amenazado por fenómenos nuevos, como el cambio climático, la despoblación de amplias zonas del territorio o la falta de relevo generacional en determinados sectores, en especial el primario. Continuar trabajando por el progreso social y seguir combatiendo las amenazas que lo acechan es el compromiso que en 1984 asumió Prensa Ibérica cuando adquirió al Estado mediante subasta la cabecera de Levante; y también cuando compró años después la marca El Mercantil Valenciano para incorporarla como segundo nombre, reivindicando así un pasado de compromiso social y de apuesta por los contenidos de índole económica que impregnaron su salida a la calle hace 150 años. Y ese compromiso es el que mantiene intacto y renueva diariamente el equipo que cada día hace Levante-El Mercantil Valenciano. Porque no hay periodismo sin equipo, ni sin empresa editora. Hay quien cree, en este mundo que vive pendiente de las redes sociales, que una persona con un móvil o un ordenador puede desempeñar en solitario la tarea social de mantener informada a una comunidad; atender su derecho a la diversidad de opiniones y mensajes; responder ante una ciudadanía crítica y cada vez más exigente y formada... Y no es así. Frente al ruido de las redes, que lleva a constituirse en el peor enemigo de la comunicación, existen los medios de referencia, que ofrecen a través de esos y otros canales sus contenidos de calidad. Cuando el agua está turbia, nada como un buen tolómetro para examinar la situación y actuar en defensa de la salud de la colectividad. Es lo que lleva este diario haciendo 150 años. Y lo que continuará haciendo muchos más, contando con la confianza de sus lectores y anunciantes, que son los garantes del futuro de ese propósito.

Más empleo, mejor empleo

El president de la Generalitat, Ximo Puig, ha anunciado en su mensaje de fin de año que la Comunitat Valenciana batirá en este inicio de 2022 el record de personas afiliadas a la Seguridad Social -dos millones- y ha situado la creación de empleo entre las prioridades de su Govern junto a la superación de la pandemia con más vacunas y responsabilidad individual y colectiva. Como ya vienen señalando determinadas entidades sociales, por desgracia en estos días tener un empleo ya no garantiza la autonomía para desarrollar un proyecto vital viable: hay muchos trabajadores que siguen siendo pobres por culpa de unos salarios bajísimos y una precariedad galopante. La Administración, como ha remarcado Puig, tiene la obligación de ser eficaz en beneficio de los ciudadanos, y los agentes del diálogo social, tan justamente alabados en estos días por el celebrado acuerdo sobre la reforma laboral, han de tomar conciencia de que tan importante es que haya más empleo como que el mercado genere puestos de trabajo dignos, que permitan a los ciudadanos prosperar y, muy especialmente, que hagan posible que se reduzca la execrable tasa de desempleo juvenil, la mayor de Europa, que cercena tantas ilusiones y esperanzas.

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