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Juan José Millás.

TIERRA DE NADIE

Juanjo Millás

La vida privada de mi gato

Hay mucha gente que se preocupa por mi privacidad, sobre todo quienes quieren arrebatármela. Mi privacidad vale poco, pero un millón de privacidades ya empieza a tener algún valor. No digamos sesenta o setenta millones de privacidades. Las grandes compañías tecnológicas viven de la explotación de las privacidades, que han obtenido con una técnica muy parecida a aquella con la que los vampiros extraen la sangre de sus víctimas. ¿Cuándo empezó todo? Quizá cuando pinchamos en el primer «Aceptar» escrito bajo el rótulo de «Nos preocupa su privacidad». A mí ya no me preocupa mi privacidad, que va por ahí, de mano en mano, de empresa en empresa, de página web en página web. Tampoco sé cuándo dejó de preocuparme. La verdad es que ni siquiera era consciente de que tenía privacidad hasta que empezaron a interesarse por ella. Tampoco eres consciente de que tienes sangre hasta que te mandan hacer un análisis. Deberíamos hacernos periódicamente análisis de privacidad para ver cómo andamos de defensas. Después de todo, con la privacidad se ejecutan algoritmos que valen dinero.

En esto, entra el gato en la habitación, se sube a la mesa y se tumba junto al ordenador en el que escribo estas palabras. Alguien conoce su privacidad también, pues recibo continuamente ofertas de collares antiparasitarios y de comidas especiales para mininos esterilizados. No las recibiría si quienes las hacen ignoraran su existencia. ¿Cómo y cuándo la han averiguado? Telefoneo a un amigo informático.

- ¿Por qué las empresas de productos para mascotas saben que tengo gato?

- ¿Le has comprado algo por internet?

-Una o dos veces -digo.

-Pues ahí lo tienes.

El ordenador absorbe la privacidad como la aspiradora chupa el polvo. Mi privacidad está fragmentada, rota y repartida entre los comerciantes de este mundo. ¿Qué hacen con la privacidad de uno cuando uno se muere? Se lo pregunto a mi amigo.

-Tu muerte -dice- no significa la muerte de tu privacidad. Se puede seguir sacando partido de ella durante mucho tiempo.

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