Seguro que ha oído hablar en algún momento de los términos realidad virtual, avatar, o metaverso, pero ¿Se ha parado realmente a comprender qué son? ¿O se ha planteado a qué se debe tanto revuelo? Pues bien, hoy estamos aquí para acercarle un poco al futuro. A todos nos es familiar la saga de Matrix, las películas de Tron o Ready player one. Las tres se ambientan en realidades virtuales, o lo que es lo mismo, metaversos, donde los humanos interactúan a través de avatares en lo que parecen, a veces, mundos apocalípticos o muy alejados de lo que hoy en día vivimos. Un metaverso no es otra cosa que un universo más allá de aquel en el que vivimos. ¿Y por qué son tan relevantes o se habla tanto de ellos? Resulta que los metaversos, que no son nuevos, lejos de ser espacios virtuales en los que las personas podemos interactuar a través de avatares, han pasado a ser, como no gracias a la tecnología blockchain, los tokens o criptomonedas, y sus derivados los non-fungible tokens (NFTs), economías paralelas «desreguladas», alegales, y, sobre todo, lejos del poder de los estados. A día de hoy solo en algunas de estas economías se han movido en torno a los 5 billones de dólares o se mueven la friolera de aproximadamente unos 580 millones de dólares al día. Y ¿cuántos tipos de metaversos podemos encontrar? Actualmente podemos categorizarlos en torno a dos grupos principales, los tradicionales, aquellos que no están construidos sobre la tecnología blockchain, y los on-blockchain, aquellos que, sí utilizan la cadena de bloques como tecnología principal, y en los que se pueden crear economías de mercado paralelas a las actuales. Los metaversos son relevantes, pero no solo por su volumen de mercado, sino porque, sobre todo, están desafiando (algunos de ellos) las normas de los mercados actuales, creando economías alternativas en las que no solo podemos transaccionar por bienes y servicios digitales, sino en las que podemos desde profesionalizar nuestro arte de una manera más justa, sin intermediarios, hasta adquirir un inmueble, pasando por invertir en «activos financieros» descentralizados. Lo nuevo es que en estas economías el concepto de propiedad está fuertemente asentado gracias a los NFTs y de esta forma podemos alternar entre metaversos, manteniendo la propiedad sobre lo que hayamos adquirido.