La guerra en Ucrania es internacional desde el principio porque Putin la inició con apoyos de Bielorrusia y Chechenia, además del grupo Wagner. A esto hay que añadir los combatientes que se van a incorporar desde Siria y otros países, que no serán tantos como anuncia la propaganda.

Sobre la expansión de la OTAN:

Mientras no quiere su expansión, él sí ha expandido su propia OTAN invocando el Tratado de Seguridad Colectiva para atacar Chechenia, Georgia, Ucrania, establecer sus tropas entre Armenia y Nagorno-Karabaj, e intervenir en Bielorrusia y Kazajstán cuando han tenido intentos de revoluciones prodemocráticas. La inclusión de Ucrania en la OTAN no era su principal amenaza porque estaba lejos de cumplir las condiciones. Era el primer cambio democrático de gobierno en el país, su acercamiento a la UE y el Maidan 2014. Le molesta más la democratización que están experimentando países de su entorno, que hasta entonces estaban bajo su influencia.

Que Putin exija, tras violar el memorándum de Budapest, que Ucrania se desmilitarice, sería volver a dejarla indefensa con la integridad territorial, por lo que su necesidad de estar bajo un paraguas de seguridad debe ponerse encima de la mesa. La expansión de la OTAN nunca ha sido ofensiva ni amenazante para Rusia, sino defensiva, y Putin teme más a la democratización del espacio postsoviético.

Todo este tipo de chantajes que ponen en jaque la soberanía de los Estados son puro «totalitarismo», y mal haríamos plegándonos a sus amenazas porque entonces seríamos los próximos y acabaría con nuestras democracias.

Sobre lo nuclear:

Hasta ahora las armas nucleares han sido utilizadas como arma estratégica y de disuasión política. Según el decreto presidencial ruso de 2020 sobre el uso de armas nucleares solo recurriría a éstas si fuera atacada con armas de destrucción masiva, o si un ataque amenazara la existencia del Estado.

Las centrales nucleares ucranianas están protegidas por un armazón de acero y hormigón capaz de soportar estos ataques e incluso algunos tipos de misiles, pero no sus depósitos de combustible. Cuando se bombardeó la central de Zaporiya se hizo sobre un inmueble colindante. Este ataque hay que valorarlo en su contexto, se produjo tras la invasión del espacio aéreo sueco por parte de cuatro cazas rusos. Es, por tanto, un intento de provocación para ponerlos a prueba y ver si reaccionarían ante una escalada.

Sí que podría llegar a usar armas tácticas nucleares de forma limitada, pero cualquier otra tentativa más ambiciosa conllevaría una destrucción mutua.

Y sobre el posible uso de armas bacteriológicas y químicas, de nuevo, al acusar de esto a occidente está adelantando lo que ellos pueden llegar a hacer.

Factores socio-culturales:

Las guerras no las determinan solo las capacidades militares, pues los factores socio-culturales, como vemos en este caso, pueden jugar un papel clave. La moral ucraniana no va a ser derrotada por la fuerza militar rusa. Esta premisa ya se vio en Vietnam y Afganistán. Aun en el supuesto de que Putin lograra derrocar al gobierno u ocupar todo el país, no podría mantenerlo ni militar ni económicamente, ni tampoco su control político-administrativo. Nunca podría lograr la sumisión de la población, lo que llevaría a una guerra de guerrillas durante años.

Sigo sosteniendo, como cuando me entrevistó este periódico antes de la guerra, que todo esto acabará con una partición del país:

1.- Conectar Donbas con Crimea a través de Mariúpol, de ahí que el asedio se esté ensañando más en esta última. Esto haría perder a Ucrania el mar de Azov.

2.- Todo lo anterior hasta Transnistria, lo que la haría perder Odesa y el mar Negro, y la dejaría sin ningún tipo de acceso al mar.

La batalla sobre Kyiv aún no está clara, pero reeditar un Grozni-Aleppo se le podría volver en contra. En ese caso, la capitalidad y el gobierno se moverían al oeste, zona de mayor control ucraniano.

Efectos contagio:

Cuanto más se prolongue más probabilidades habrá de que cualquier incidente o error de cálculo acabe implicando a occidente, aunque la potencia militar occidental sería superior a la rusa. Podría ser por Moldavia, el Báltico o Polonia, o desde cualquier otra derivada que vaya tomando el conflicto.

Cuantos menos logros obtenga más elevará la amenaza, pues está en una táctica de escalar para desescalar o ganar la guerra. Por ello se echa en falta el papel de un mediador único oficial, que tenga un perfil más potente y goce del respeto de Putin.