Hace tiempo que defino a las derechas españolas como abiertamente filofascistas con el escándalo de algún alma cándida y equidistante; lo ocurrido en Castilla y León me reafirma, y es que por fin el PP ha llevado en volandas a la ultraderecha a presidir el Parlamento regional ostentando además tres carteras en su Gobierno.

Las derechas españolas nunca se desnazificaron como otras derechas europeas, que pierden Gobiernos por no hacer lo que ya han hecho sus homólogos aquí; Merkel no gobierna en Alemania por no hablar siquiera con los nazis, pero aquí la falta de escrúpulos de los Ayusos, Mañuecos, Morenos, Aguirres, etc. les facilita trincar alcaldías y Gobiernos autónomos mediante pactos con la ultraderecha sin ningún tapujo y sin que la Dirección estatal del PP haya puesto pega alguna… faltaba el salto cualitativo de la implicación del Sr. Feijóo bendiciendo la presencia directa de fascistas en un Gobierno regional, lo que sus homólogos europeos han desaprobado públicamente.

El Sr. Feijóo ha reventado la imagen de centrista y demócrata que le estaban fabricando; hoy aparece como derechista colaborador en el asalto que el fascismo español perpetra contra las Instituciones y en definitiva contra al Gobierno legítimo. La falta de escrúpulos democráticos del PP queda demostrada una vez más.

La Memoria Histórica es pertinaz y nos enseña vivencias y errores del pasado como advertencia para no repetirlos en el presente. Hay quien dice que estamos volviendo al 36… nada de eso, porque hoy los demócratas no entramos al trapo de la violencia (por ahora sólo verbal) con que los parlamentarios fascistas tratan de incendiar el clima social. Pero si las derechas siguen fomentando su ascenso institucional y por desgracia algún error de la Izquierda propicia que el Sr. Feijóo llegue a sustituir a Pedro Sánchez en el Gobierno, podríamos retroceder a 1933, año en que aquellas otras derechas de Lerroux metieron a la fascistizante CEDA en el Gobierno de la República para desmontarla desde dentro.

Hoy, ya desde un Gobierno, oficialmente vuelven a decir que sus primeras víctimas van a ser la Memoria Histórica y la Igualdad; como aquella CEDA van a desmontar no sólo la legislación en esas materias sino todo avance progresista con el que puedan arramblar, desde dentro, como es la vieja táctica del fascismo.

Los demócratas estamos obligados a reaccionar a tiempo sin entrarles al trapo de la violencia, pero sí con medidas legales efectivas; urge desatascar la nueva Ley de Memoria Democrática en prevención de la ofensiva que las derechas van a desatar para imponer de nuevo la Memoria nacionalcatólica mientras arrasan la de los demócratas víctimas de sus ancestros en la guerra del 36 y postguerra a las que llevaron sus políticas de 1933… una Ley con la que los demócratas de hoy podamos defendernos. Las izquierdas, los demócratas, deben apartar divergencias tácticas y actuar ya previniendo la que se nos viene encima desde la impunidad actual en los territorios conquistados por la ultraderecha y sus amigos.