Tras enterarme de lo que el PSOE dice que no es un cambio de postura en relación al Sáhara, la primera acción que me suscita es insultar, maldecir y enviar a ciertos sitios a ciertos personajes, pero me contengo en aras de poder publicar el artículo.

El Sáhara Occidental está bajo administración española desde 1884, cuando Europa se repartió África en la Conferencia de Berlín. Casi 100 años después, en 1975, siendo la provincia 53, lo regalamos a Marruecos y Mauritania (con todos sus habitantes dentro), y ahora, 47 años después del regalo, resulta que lo más adecuado para el pueblo saharaui, lo más “serio, realista y creíble”, es ser una autonomía dentro de Marruecos, un estado regido por un rey autoritario que es a la vez jefe de estado y jefe espiritual, y al que no le tose nadie, ni tan siquiera el gobierno español se atreve.

¿Cómo se puede andar por el mundo pidiendo respetar la legalidad internacional y al mismo tiempo, regalar el Sáhara través de una simple carta? La ONU declaró nulos los Acuerdos de Madrid de 1975, firmados por el emérito Borbón y por los que se cedía el Sáhara. Esta nulidad es la que provoca que el territorio se encuentre aún entre los dieciséis territorios no autónomos supervisados por el Comité Especial de Descolonización de la ONU. Así pues, legalmente y en base al derecho internacional, España es la potencia administradora y, por tanto, jurídicamente, el Sáhara Occidental sigue siendo un territorio español  ilegalmente ocupado.

Además de argumentos legales, hay varias cuestiones inquietantes.

En primer lugar, argumenta el gobierno que adoptar esta postura significa garantizar la integridad territorial de España, o sea, Ceuta, Melilla y Canarias. Un argumento que se vuelve contra el mismo gobierno, porque si esa integridad estaba amenazada (se supone que por Marruecos), eso es un hecho gravísimo que debería haber sido comunicado tanto a la ciudadanía, como a los otros poderes del Estado (Congreso, Senado,…). Y si no es así, si no estaba amenazada esa integridad, entonces, ¿a cuento de qué viene ahora esa postura a favor de Marruecos?

En segundo lugar, destacar el embrollo diplomático creado, sobre todo con Argelia, principal soporte de la causa saharaui. Argelia dice que no estaba enterada de la nueva postura española. El nefasto y titubeante ministro de Exteriores, en un primer momento dice que sí lo estaba. Días después dice que la diplomacia es discreción y que lo que España comunica a Marruecos, es únicamente para Marruecos. Sólo por esa actitud chulesca y nada transparente, debería ser cesado de su cargo, pues precisamente la diplomacia debiera estar para resolver y apaciguar conflictos, no para crearlos.

En tercer lugar, veo una enorme falta de democracia interna. Sabemos que en los niveles inferiores del PSOE (militantes, ayuntamientos, diputaciones provinciales, autonomías), el apoyo a la causa saharaui ha sido total, con sobradas pruebas de empatía y solidaridad. En cambio en los niveles superiores (diputados, ministerios, presidencia) se comportan y actúan de forma totalmente contraria. Al menos en el caso saharaui, no parece que se cumpla el artículo 1 de la Ley Orgánica 6/2002 de Partidos Políticos que establece que " La estructura interna y el funcionamiento de los partidos políticos deberán ser democráticos". Ahora, cabizbajos y anestesiando la conciencia, toda la militancia socialista se apresta, en silencio, a apoyar esta decisión injusta del amado líder supremo (y luego se quejan de Corea del Norte), que para eso sirve la militancia, para militar, y donde se milita, no sirve la conciencia, no sirve la razón, no sirven los argumentos, sólo el escalafón.

 

No puedo dejar de pensar en las consecuencias de la inhumana frialdad de unos burócratas totalmente insensibles al largo y terrible sufrimiento de unos refugiados saharauis en Argelia, otros bajo la ocupación marroquí y un tercer grupo en la diáspora. Varias generaciones perdidas de un pueblo que ha demostrado hasta el hartazgo, su apuesta por la paz (la resolución 690 del 29 de abril 1991 de la ONU reconoció su derecho a la autodeterminación y ahí siguen esperando), un pueblo que hasta no hace tanto tenía la nacionalidad española con sus dnis.  Un pueblo que tenía representación en las Cortes franquistas. Un pueblo que tiene la lengua castellana como segundo idioma (el único país de África junto a Guinea Ecuatorial).

 

Uno no puede dejar de pensar que todo este despropósito obedece al seguidismo de las políticas marcadas por EE.UU., por la OTAN o por el Fondo Monetario, con la finalidad de agradar a los poderosos y hacerse un hueco en la geopolítica internacional, a costa de la vergüenza que supone dejar tirado a los pies del caballo a todo un pueblo, demostrando así, una falta de talante  y una prepotencia supinas.

Porque si no es así, la verdad es que no se entiende nada.

Cuan distinto sería todo, si aprendiéramos a mirar desde lo alto, sin tener miedo a las alturas. Cuan distinto podría ser todo si nos empeñáramos en encontrar siempre la mejor perspectiva, guardando la distancia justa, buscando el equilibrio necesario.

Esto va de evitar que sobren las palabras cuando aún hay muchas realidades que contar. Esto va de seguir en pie, aunque por culpa de unos cuantos desalmados, el mundo siga temblando bajo nuestros pies.

Esto va, como una vez dijo el escritor uruguayo Eduardo Galeano, que  "quizá sea momento de cambiar, de soltar, de mandar todo a la mierda y volver a empezar".