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Matías Vallés

AL AZAR

Matías Vallés

Hay que empezar por la mili

El escalafón de los héroes de la guerra de Ucrania viene encabezado por los rusos que se han manifestado en su país contra la invasión, arriesgando detención y cárcel. En un rasgo dadaísta, algunos portaban carteles en blanco, y también eran arrestados por traidores. El segundo peldaño corresponde a los ucranianos y ucranianas que han regresado del extranjero a su tierra para defenderla, simbolizados por el ingeniero Taras Ostapchuk que intentó hundir el yate de su patrón oligarca. En tercer pero también muy destacado lugar figuran los ucranianos y ucranianas que se han quedado a defender su país.

El mundo ha aprendido que hoy es Ucrania, pero mañana puede ser Hispania. De ahí que se respire una movilización planetaria, una llamada global a las armas. Hasta los seres más pacíficos se plantean cómo defender a su país ante una conflagración que ha dejado de ser una hipótesis lejana, mientras el aumento prometido del presupuesto de Sanidad pasa a Defensa. Los ciudadanos enardecidos por las imágenes de burócratas ucranianos con un fusil junto al ordenador no deben desesperar, porque dispondrán de ocasiones sobradas para acrisolar su coraje, pero hasta una guerra requiere un mínimo de preparación.

Puestos a encarrilar el ardor guerrero, en España es urgente la recuperación del servicio militar obligatorio suprimido por Aznar, y que garantizaba el compromiso de la población en general con la defensa de su país. El patriotismo no puede descargarse sobre unas fuerzas armadas insuficientes, según demuestra la experiencia ucraniana con tropas que triplican en número a las españolas pese a la incrustación creciente de soldados extranjeros. La misma expresión de «ejército profesional» apunta a una implicación tasada, que corregiría la leva generalizada. Los jóvenes de cualquier sexo deberían sacrificar un año de sus vidas a la milicia, pero es más probable que prefieran matricularse en un máster de geoestrategia a hacer la mili, y que los políticos no arriesguen un solo voto para lograr una auténtica implicación nacional en la defensa colectiva. Con o bajo los rusos no se vive tan mal.

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