Este 1 de mayo debemos volver a tomar las calles y hacer visibles las reivindicaciones de la clase trabajadora, tanto desde el contexto laboral, como del social y el medioambiental, pero desde una perspectiva alternativa. La sociedad está cansada de recetas que pretenden cambios para finalmente dejarlo todo igual.

La No Reforma Laboral es uno de estos casos. En 2010 y 2012 ambos gobiernos aprobaron por decreto sus reformas laborales con la negativa de la sociedad y de todos los sindicatos, incluidos los institucionales, quienes convocaron y realizaron una huelga general unitaria la cual visibilizó el tremendo rechazo de la clase trabajadora a sendas agresiones.

Resulta cuanto menos paradójico, que quienes denostaron aquellas reformas laborales, ahora asuman blanqueada con cambios menores esta No Reforma Laboral, dando por buenas las regresiones que supusieron.

Sin querer profundizar, esta No Reforma Laboral destaca por consolidar las anteriores, haciendo que el gobierno más progresista de la historia rompa su programa y sus promesas electorales para satisfacer a las patronales con cambios tan nimios que apenas notamos.

Esta No Reforma Laboral sostiene los mecanismos que facilitan los despidos, sin restablecer las indemnizaciones anteriores a 2010 y sin recuperar los salarios de tramitación. Seguimos a expensas de las previsiones de las empresas para poder reducir plantillas, sin objetivar razones y únicamente bajo los criterios empresariales. Perdura la subcontratación sin dar respuestas paliativas o la posibilidad que un convenio de empresa empeore las condiciones de trabajo respecto al convenio de sector.

El contexto actual permite, al capitalismo y a las clases poderosas, seguir aumentando sus beneficios siempre a costa de las trabajadoras, arañando con sus zarpas y dejando restos de nuestra piel bajo sus garras. Cada crisis hace aumentar el número y volumen de los grandes capitales, acentuando más la brecha social. Todo ello sin la necesaria respuesta social que permita contener estas diferencias, ayudadas por todas las herramientas que tiene el capital a su disposición como son el sesgo de ciertos medios de comunicación, los gobiernos acólitos y el fomento del individualismo como pieza clave de un sistema capitalista, injusto e insolidario, capaz de fagocitarse y seguir creciendo hasta nuestra extinción como especie, frente a la solidaridad, el apoyo mutuo, la justicia social y el decrecimiento como únicas alternativas en un horizonte de emergencia climática dramática y casi irreversible si continuamos a ritmos similares.

En la actualidad se sigue desahuciando a personas de sus casas, mientras se especula con sus viviendas y bienes de primera necesidad. Los alimentos siguen subiendo de manera desenfrenada, dejando las subidas salariales, en caso de producirse, por los suelos. Utilizando la guerra de Ucrania para aumentar los beneficios de manera obscena en materias primas y energía, aunque la guerra no repercuta en sus precios.

Hoy, en plena crisis sanitaria, seguimos viendo como se vacía de recursos la sanidad pública en una clara estrategia de privatización por desvío de sus servicios, así como la educación también es atacada con importantes reducciones de personal. Vemos como se sigue apostando por la carretera y el trasporte privado por encima del transporte público o como se continúan cerrando líneas de tren convencional mientras se fomenta el AVE.

Las crisis siempre las pagamos la clase obrera, machacando no solo a las personas sin recursos, sino a una buena parte de asalariadas, las cuales malviven con sueldos indecentes y en un estado de semiesclavitud provocado por el reparto injusto de los beneficios.

Estas situaciones a veces nos acercan a arrojar la toalla, pero la resiliencia del ser humano también puede desembocar en rebelión, en hacer frente a la vorágine depredadora y plantar cara. La clave es cómo hacerlo, la unidad y la organización son la única posibilidad. Sindicatos alternativos y movimientos sociales somos la llama que puede provocar la hoguera que todo lo cambie para caminar hacia ese otro mundo posible, necesario para que las futuras generaciones sobrevivan en este planeta.

Nos vemos en las calles para cambiar el presente y el futuro, nos vemos el 1 de mayo.