Tras el extenuante paréntesis que ha supuesto la pandemia, hoy encaramos el Primero de Mayo de la vuelta a la normalidad. Salimos a la calle a manifestarnos por los derechos sociales y laborales de la clase trabajadora, a reclamar un nuevo orden mundial más justo, que sitúe a las personas y su bienestar por delante de los intereses económicos de una minoría privilegiada.

El momento que atravesamos convierte esta cita en ineludible. Tras la crisis económica ocasionada por la covid, gestionada con éxito en el marco del diálogo social, se avecinan nuevas dificultades. Una fuerte presión inflacionista de la energía, agravada por una injustificada guerra, amenaza con socavar buena parte de las condiciones de trabajo y de vida que se habían salvado de la quema, gracias al escudo social diseñado por Gobierno y agentes sociales.

En una jornada tan señalada es más que pertinente poner en valor los logros de una concertación que, en contraposición a los tiempos convulsos que atravesamos, vive un momento fructífero. Resaltaré la derogación de los elementos nucleares de la reforma laboral impuesta por el PP en 2012. Una norma que recupera la ultraactividad de los convenios; la prevalencia aplicativa del convenio sectorial frente al de empresa; que permite fórmulas de flexibilidad interna como alternativa al despido; y que se marca como objetivo acabar con la temporalidad y la dualidad que caracteriza nuestro mercado de trabajo desde hace cuatro décadas. Para desgracia de agoreros de diversa índole, los indicadores laborales parecen decirnos que la cosa empieza a funcionar.

Decía que vivimos tiempos difíciles. La subida de precios de la energía y de los productos de alimentación está lastrando el poder adquisitivo de la clase trabajadora. Desde nuestra organización hemos valorado positivamente las medidas coyunturales aprobadas por el Gobierno para proteger a las personas más afectadas. En clave valenciana, en el marco del diálogo social, el Consell ha planteado un paquete de medidas, algunas de ellas propuestas por CCOO PV, que complementan las adoptadas en el ámbito estatal. Pero no conviene engañarse, son claramente insuficientes. Poco margen de mejora va a haber si no se actúa con decisión sobre las causas de la subida de los precios y, en particular, sobre el estrambótico sistema de fijación de precios de la energía.

A largo plazo, debemos ser más ambiciosos, por lo que se debe avanzar en la autosuficiencia energética, apostando por las energías renovables como uno de los pilares clave para el cambio de modelo productivo. Una transformación que también ha de cimentarse en la digitalización, la formación profesional y para el empleo, la eliminación de la brecha digital, la innovación o el refuerzo de los servicios públicos, por hablar de algunos de los objetivos que nos hemos trazado en el acuerdo ‘Alçem-nos’. Retos para alcanzar unos niveles razonables de trabajo decente en todo el territorio. Esto es, empleo con remuneración digna, con seguridad, con derechos laborales y con capacidad de negociación colectiva. En este sentido, queda mucho por hacer, y requiere –como le insistimos al Gobierno valenciano– de un esfuerzo presupuestario mayor.

Porque son desafíos que mal se pueden encarar si no se cuenta con una financiación adecuada. Aciertan, hablo de una financiación justa para el País Valencià. Es inaceptable que los dos principales partidos políticos del Estado hayan decidido, con la que nos está cayendo, aplazar –una vez más- la reforma del modelo. No podemos mirar impasibles cómo se sucede otro capítulo más de un ninguneo. En este caso, por razones obvias, tanto Puig como Mazón tienen una responsabilidad añadida a la hora de reconducir esta situación.

Precisamente en un contexto tan adverso, cobra relevancia la subida del SMI o la recuperación de la vinculación de nuestras pensiones al indicador del IPC. Justo ahora es imprescindible garantizar el poder adquisitivo de la clase trabajadora. Proteger los salarios del incremento desmesurado de los precios a través de cláusulas de revisión salarial no es ninguna irresponsabilidad. La negociación colectiva no ha contribuido a la subida de la inflación más que la subida de precios empresariales para recomponer márgenes de beneficios empresariales. Más bien todo lo contrario. Si las patronales no asumen que hay que lograr un reparto equilibrado entre rentas del trabajo y rentas del capital, difícilmente alcanzaremos el V Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva. No puede ser que siempre paguen los mismos. Así que razones para salir a la calle no nos faltan. Nunca nos faltan.

Feliz Primero de Mayo.